Melilla copará hoy parte del debate en el Senado gracias a la moción que defenderá el presidente de la Ciudad y senador por Melilla para que el Gobierno Zapatero se comprometa de una vez a respaldar medidas de extraordinaria importancia para nuestra tierra, tal cual son la ampliación del puerto comercial, la mejora y abaratamiento del transporte aéreo y marítimo, la conveniente defensa de nuestros intereses ante la Unión Europea y la preferente política educativa que requiere la ciudad en todos los niveles pero también y en gran medida en el universitario. No se trata de reclamaciones nuevas por parte del Ejecutivo melillense pero sí de dar un paso más en una estrategia de objetivos que, alguna vez, habrá de deparar en algún compromiso concreto.
El discurso del Gobierno local es más que conocido en tal sentido. La Ciudad tiene muchos asuntos por resolver, entre ellos la incertidumbre de su futuro económico y la conveniencia o no de integrarnos en la Unión Aduanera, pero no puede supeditar toda medida de futuro a la resolución de dichos interrogantes. Entre otras razones, porque lo que propone Juan José Imbroda no es nada antagónico ni opuesto al posible porvenir de Melilla en un sentido u otro, sino que en todo caso allana el camino hacia la consolidación de una ciudad con alternativas económicas, más allá de la innecesaria subsidiación extrema que derivaría de una economía supeditada exclusivamente a los ingresos estatales fruto principalmente de una alta presencia de funcionarios civiles y militares.
Melilla, como tantas otras ciudades, necesita servicios administrativos que requieren funcionarios, pero no sólo de esto podemos vivir. Es preciso fortalecer nuestra posición en todos los frentes y también con vistas a progresar en unas relaciones con nuestro vecino marroquí más fructíferas e interesantes para ambos lados de la frontera.
Desde esa perspectiva, las reclamaciones que el Gobierno de la Ciudad viene realizando para fortalecer nuestra posición ante Europa, de cara a que se reconozca nuestra singularidad y peores condiciones para el desarrollo por causa de nuestra situación geográfica, pueden ser tan rentables para Melilla misma como para nuestro hinterland, a pesar de la cerrazón y el anacronismo marroquí que ya está impidiendo el mayor desarrollo de ambos lados de nuestra frontera en el marco de la nueva política de vecindad europea.
Igualmente interesante es contar con una Universidad más completa que ayude también a la formación de nuestros vecinos rifeños y que complemente la enseñanza universitaria que ya está empezando a impartirse en la cercana Nador.
Sobra decir que los transportes son cruciales para el desarrollo y que la pretendida ampliación del puerto comercial, lejos de ser una amenaza para nadie puede ser una fuente de riqueza general para el conjunto de la zona, que con mayores servicios y mejores infraestructuras objetivamente gana y logra más opciones para crecer y crear riqueza.
Además de lo anterior, de las posibilidades que todas esas reclamaciones abren para el mejor desarrollo de Melilla y su entorno, no cabe duda que el fortalecimiento que derivaría de ello para nuestra ciudad supondría una clara apuesta para nuestro futuro y una manera de promover nuevos yacimientos de empleo y actividad económica ante una época nueva y venidera, que ya nada tiene que ver con la cada vez más superada etapa de intenso intercambio con el Marruecos cercano a costa del eufemísticamente llamado ‘comercio atípico’.
Hoy, los socialistas que nos gobiernan y sus socios parlamentarios podrán dar una nueva larga cambiada a lo que defenderá y reclamará el presidente Imbroda en la Cámara Alta. Si lo hace, abundará en su política de promesas hueras, de comisiones estériles como la constituida por el ministro Blanco sobre el transporte o como las que nos prometió el ministro Chaves en lo que, a la postre, no ha sido más que un engañoso canto de sirenas.
El PSOE, el Gobierno central y sus socios parlamentarios, podrán seguir eludiendo su responsabilidad con nuestra ciudad, permitiendo que el tiempo transcurra en nuestra contra y enmarañando de politiqueo local lo que no dejan de ser vertebrales propuestas de futuro.
Teniendo en cuenta lo que nos viene anticipando al respecto el secretario general de los socialistas melillenses, Dionisio Muñoz, no es de extrañar que Imbroda no logre los apoyos necesarios. Pero su prédica, aun así, no será baldía ni en el desierto porque su obligación como presidente de la Ciudad no es otra que proponer y trabajar por construir un mejor futuro para Melilla y, sin duda, lo que defiende se encamina a conseguirlo. Cuando menos no existen otras ideas sobre la mesa, ni en forma de contrapropuestas ni a modo de alternativas que de manera tan clara nos permitan encontrar fórmulas de prosperidad en momentos de inflexión y cambio como los que ya ha empezado a vivir nuestra ciudad.