El intercambio de portadores del Rocío y el Resucitado marcó el punto culminante de una Semana Santa que ha logrado sacar a la calle todas sus procesiones
Melilla se convirtió ayer en un clamor cuando, al mediodía, frisando la una y media de la tarde, los tronos de Nuestra Señora María Santísima del Rocío y del Santísimo Cristo Resucitado se encontraron en la Plaza de España para celebrar con total plenitud la llamada procesión del ‘Encuentro’.
Cientos de melillenses abarrotaron el punto radial de la ciudad para asistir al momento culminante de nuestra Semana Santa y participar del júbilo que festeja el final de la Semana de Pasión cristiana con la celebración de la Resurrección de Cristo.
En el centro neurálgico de Melilla, los hermanos mayores de todas las cofradías, junto al presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, y el vicario episcopal, Juan Manuel Barreiro, coincidían en calificar de positiva y consolidada nuestra Semana Santa, pero sin dejar de subrayar la necesidad de seguir trabajando para que la falta de portadores que afectó a las hermandades del Nazareno y Batería Jota el pasado Jueves Santo, deje de ser un obstáculo en los años venideros.
Intercambio de portadores
En ese clima, de festejo y alegría, bajo un sol tibio, que lo mismo relucía que se atenuaba bajo la cambiante nubosidad, la Procesión del Encuentro hizo ayer posible lo que no se venía viendo desde el año 2006, pues si bien en el 2007 y 2008 no se pudo llevar a cabo por causa de las inclemencias meteorológicas, el pasado 2009, por un pique o malentendido entre los portadores de las dos hermandades, el esperado intercambio de hombres de trono tampoco se llevó a efecto.
Ayer no hubo sin embargo ‘peros’ de ningún tipo y lo que anticiparon los capataces del Rocío y el Resucitado, Antonio Borrego y José Francisco Ramos, con sus efusivos abrazos, se convirtió en una expresión común para el conjunto de costaleros de las dos imágenes. Tanto unos como otros no sólo se intercambiaron los tronos para alzarlos al cielo y vivir colectivamente la fiesta de la Resurrección; mutuamente se aplaudieron y brindaron aplausos para dar cuenta de que los malentendidos de hace un año están ya superados y que, como comentó uno de ellos, “por encima de todo siempre está el pueblo de Melilla”.
No en vano, cientos, por no decir miles de melillenses abarrotaron ayer la Plaza de España formando una férrea barrera para ver un ‘Encuentro’ que se regodeó en el balanceo continuo de los tronos y en los continuos ‘vivas’ a la titular de la hermandad del Barrio de la Victoria, ‘La Blanca Paloma’, y al Resucitado de Batería Jota.
Durante veinte minutos, las imágenes se acercaron, se bajó a la Virgen a los pies del Cristo, se alzó al Resucitado en señal de júbilo y se entonó varias veces el ‘Gloria, gloria, aleluya’, entre aplausos y satisfacción de unos ciudadanos que disfrutaban visiblemente del hermoso colofón de nuestra Semana Santa.
Una sola procesión
Las procesiones, fundidas ya en sólo una, prosiguieron cerca de las dos de la tarde por la Avenida principal de la ciudad, para no abandonarla hasta una hora después. Primero, el Resucitado, anunciando el milagro y esencia de la Semana Santa cristiana, y tras él, una Virgen del Rocío que lucía espléndida con su nuevo palio traslúcido, bordado en oro y seda, y con su nueva saya de perlas engarzadas.
El trono de la Virgen, libre de sus candelabros pero con sus gruesas velas apagadas, hacia de la Pascua de Resurrección un ejemplo florido y primaveral, con su nutrido exorno de flores multicolores obra de la floristería ‘Ángela’, a tono con la alegría de la fiesta.
Por su parte, el Resucitado, de nuevo con los colores amarillo y blanco del Vaticano, en un cuidado arreglo floral obra de José Álvarez ‘Pepito’, camarero mayor de la hermandad de Batería Jota, que para este año ha contado con la colaboración del artista Javier Atenzia.
Música
Las bandas de las dos hermandades, la del Cristo Flagelado bajo la dirección de Pedro Pomares, y la del Cautivo, bajo la dirección de Sergio López Rodríguez, se encargaron de aportar la música de continuo para unos tronos que sólo para el de la Virgen necesitó de 140 portadores y para el Cristo en torno a los 80, en ambos casos de todas las edades y de los dos sexos.
Colofón
Con la recogida del Resucitado sobre las cinco de la tarde y del Rocío, dos horas después, se puso ayer el punto final a una Semana Santa que ha logrado sacar a todos sus pasos a la calle, un total de dieciocho, en un conjunto de doce procesiones que cubren todos los días santos, salvo el sábado de gloria.
El buen tiempo reinante, a pesar del escaso chispeo que ayer por la mañana casi asustó a los hermanos de la Cofradía del Cautivo y de la Blanca Paloma, ha contribuido a realzar una conmemoración, novedosa este año con la extensión del paso sevillano a la procesión de ‘La Sentencia’, y solamente nublada por la falta de portadores que sufrió especialmente la Cofradía del Flagelado o de Batería Jota el pasado Jueves Santo, y también la del Nazareno o de ‘Melilla la Vieja’.
La visita tradicional
Parada en ‘La Gota de Leche’
Los cofrades de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima del Rocío no han dejado este año de realizar su tradicional visita al Centro Asistencial de ‘La Gota de Leche’, aunque la alteración de su recorrido por las obras del nuevo túnel de Alfonso XIII les haya impuesto la carga añadida de tener que regresar al templo por la empinada cuesta que comunica el barrio de La Libertad con el del Tesorillo.
La mayor dificultad del excepcional circuito en ningún momento les llevó a plantearse aminorar una procesión que en la parada en el Centro Asistencial tiene sus momentos más emotivos, con los ancianos cantando saetas a las imágenes y leyéndoles sentidos pregones de ruegos y agradecimientos.