Categorías: Sociedad

Un campamento para olvidar la difícil situación de casa y divertirse

 Un total de 32 niños de entre 6 y 12 años participa en esta actividad de Melilla Acoge

El campamento no siempre es igual porque depende los recursos con los que cuente la ONG cada año. Pero siempre se celebra porque es la forma de premiar a los niños que asisten a diario a Melilla Acoge a las clases de refuerzo educativo. También es una manera de agradecer a los padres el esfuerzo que hacen por llevar a sus hijos a estas clases y por asistir ellos también a los programas que les ofrece la entidad. No todos tienen un vehículo para ir hasta el Barrio de El Real, donde está la sede la entidad. Además, el campamento urbano de verano de Melilla Acoge es la mejor forma de olvidar durante unos días la difícil situación que viven en casa y centrarse la diversión.
Para los 32 niños que han participado en esta actividad, los siete días de campamento han sabido a poco y eso que no han parado quietos ni un instante. Han estado en las instalaciones del Fuerte de Rostrogordo disfrutando de todo tipo de talleres de manualidades, deportes y juegos. Además, se han organizado visitas a varias instituciones de Melilla, desde museos al centro de la ciudad.  
Un total de 15 monitores han estado vigilando a estos niños entre 6 y 12 años. Algunos de ellos son trabajadores de Melilla Acoge y otros son voluntarios. De hecho, ocho de estos adultos no tenían nada que ver con la ONG, pero se enteraron de que iban a organizar un campamento y se ofrecieron a colaborar en esta iniciativa porque tienen cursos o estudios relacionados con el ámbito educativo y de ocio de los más pequeños.

El trabajo con las familias
Melilla Acoge no sólo atiende a estos menores en las clases de refuerzo educativo durante el curso escolar, sino que también ofrece talleres a sus padres. La coordinadora de Melilla Acoge, Isabel Torrente, destacó a El Faro que no sirve de nada enseñar a los niños una serie de habilidades y de conocimientos si luego en sus hogares no se refuerzan por parte de los padres. Por ello, la entidad tiene una Escuela de Familia. En esta actividad ofrece cursos sobre higiene, educación sanitaria e incluso alfabetización para los adultos que no sepan hablar castellano.
El trabajo con las familias es continuo y los avances se hacen poco a poco. Torrente explicó que hay padres que no saben cómo resolver la situación social y económica de sus hogares y usan los recursos de la ONG para salir adelante. Muchos de ellos recurren a la entidad para formarse en temas de empleo y participan en la bolsa de trabajo que tiene Melilla Acoge.

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