Un caballo como terapia del autismo

Las caballerizas de la Granja Escuela Gloria Fuertes son escenario desde hace poco más de un mes de un proyecto que consiste en ofrecer terapia a niños autistas a través de su relación con los caballos.

Equinoterapia es su nombre técnico, y María de la Flor, el de la psicopedagoga que ha puesto en marcha esta iniciativa, pionera en la ciudad, junto a la asociación Autismo Melilla y bajo la cobertura económica de la Consejería de Bienestar Social.
Y el animal, que ya se ha convertido en el favorito de los niños beneficiarios de la terapia, se llama Chicharito. Es propiedad de un miembro de la asociación, que lo ha cedido para estos fines, y vive en la Granja Escuela. Ayer Chicharito se mostraba absolutamente tranquilo a pesar del ajetreo que supuso la cobertura por parte de los medios de comunicación de la visita del presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, para conocer ‘in situ’ la marcha del proyecto.
Imbroda pudo conocer las instalaciones, en qué consiste exactamente la equinoterapia y este proyecto en concreto. Como explicó la psicóloga, María de la Flor, se atiende a un grupo de 23 niños de entre 3 y 18 años. Se lleva a cabo una valoración previa, en función de cuyos resultados se establece un plan de intervención para alcanzar objetivos a largo plazo. “En el ámbito de la diversidad funcional todo es a largo plazo”, explicó De la Flor, que aprovechó para abogar por que los niños puedan disfrutar más tiempo de esta terapa, en principio prevista hasta diciembre. En este sentido, el presidente de Autismo Melilla, Nicolás Fernández, apuntó que “nuestra intención es prorrogarlo al menos hasta terminar el curso escolar”.
No obstante, se van consiguiendo mejoras en estas primeras semanas. Se trata de sesiones individualizadas en las que los padres no tienen permitido estar presentes. De hecho, ni se acercan al picadero para influir lo menos posible en las reacciones de sus hijos. Así que observan sus evoluciones, al principio con temor a que puedan caerse, ocultos tras la vegetación de la zona. “No consiste sólo en dar paseos con el caballo. Es mucho más. Lo limpian, lo tocan, lo conducen... Mi hijo no se quiere ni acercar a los perros pequeños”, relató Fernández, “pero el otro día lo vi montado en tres posiciones, hacia delante, a horcajadas, de lado. Y, por ejemplo, no aceptaba ponerse nada en la cabeza -de hecho debe ser el único niño que va a la piscina municipal sin gorro-, y aquí han conseguido que se ponga el casco que hay que llevar por seguridad”.
Esto lo corroboró María de la Flor. “En las primeras sesiones algunos niños tenían más respeto hacia el animal, pero ya todos se acercan, lo tocan y han creado un vínculo muy fuerte con él”.Estimulación
Según la psicóloga, la ventaja de esta terapia (que es complementaria a otras que se realicen) es que se trabaja al aire libre, donde hay más estímulos (táctiles, visuales, olfativos) que en un gabinete. El vínculo emocional es muy estrecho, propiciado también por la temperatura corporal del animal, dos grados por encima de la humana. “El calor los relaja y los motiva hacia el aprendizaje”, indicó.
Por su parte, el presidente Juan José Imbroda, aseguró que era “muy gratificante” comprobar que el proyecto sobre el que se hablaba hace tres años, cuando se construyó la granja número 2 , “es ya una realidad”. Imbroda expresó sus felicitaciones tanto a la especialista como a la asociación, a los que definió como “gente con un entusiasmo enorme, que forman parte de un todo, de una tarea colectiva para facilitar y mejorar la vida de estos niños y que se puedan incorporar cada día más a la sociedad”.
“Lo que nosotros tenemos que hacer es estar al lado de estas asociaciones y apoyarlas en su importantísima labor. Si las instituciones no apoyamos a este sector de la sociedad, para qué vamos a estar”, aseguró Imbroda.