Sobre las 03:30 horas de ayer, un vecino llamó al 091 alertando del griterío que había en la calle.
La Policía Nacional tuvo que acudir al barrio de El Real en la madrugada del viernes al sábado para poner fin a un altercado que se estaba produciendo entre prostitutas que hacen la calle en la zona.
Según fuentes policiales consultadas por El Faro, sobre las 03:30 horas de ayer se recibió la llamada de un particular en la sala del 091en la que se informaba de que en la esquina de las calles Jiménez Iglesias y Aragón había “mucho griterío y bronca”.
Bullicio de madrugada
De inmediato se desplazó al lugar una furgoneta de la Unidad de Prevención y Riesgo (UPR), cuyos agentes se encontraron con que varias prostitutas estaban discutiendo entre sí con gran bullicio. Los efectivos de esta unidad del Cuerpo Nacional de Policía separaron a las personas que estaban en medio de la riña y la situación quedó en calma.
De hecho, las fuentes policiales contactadas por este periódico indicaron que los agentes no se vieron en la necesidad de proceder a ninguna detención.
La Asociación de Vecinos de El Real informó a través de su cuenta de Twitter de este suceso, aportando además un breve vídeo en el que se observa cómo llega el vehículo policial para poner orden en la disputa.
El vicepresidente de esa asociación, Jesús Motos, declaró a El Faro que el altercado sucedido era algo esperado. “Lo preveíamos”, subrayó, y añadió que en el barrio “hubo una calma ficticia durante el Ramadán”.
Motos explicó que en esa época del año muchos clientes que tienen casa en Marruecos “se van allí de vacaciones”. Cuando termina el mes de ayuno y oración, regresan a Melilla y vuelven a solicitar los servicios de las meretrices.
“Este fin de semana ha vuelto a pasar lo mismo que otros veranos”, agregó el vicepresidente de la asociación de vecinos. “Hay muchas oportunidades de trabajo (para las prostitutas) y tienen peleas entre una y otra. Suele haber robos y altercados fuertes”, explicó Motos.
El dirigente de la asociación vecinal subrayó que cuando el griterío despertaba a los vecinos, había confusión porque en la calle se había ido el alumbrado público y todo estaba oscuro.