Editorial

Último Debate sobre el Estado de la Ciudad

El Pleno del Debate sobre el Estado de la Ciudad inicialmente debía circunscribirse al último año de gestión del Gobierno pero al ser el último en el cuatrienio que acaba en mayo, se convirtió en un análisis de la situación a lo largo de la legislatura. Y como cabía esperar, había dos puntos de vista muy diferentes y enfrentados de lo que es la realidad de la ciudad. El Gobierno defiende “que no lo ha hecho tan mal” y entiende que las cosas han ido a mejor mientras que la oposición en su conjunto considera que ha sido una “legislatura perdida” en la que Melilla ha ido involucionando de forma peligrosa.

Los datos aportados por cada uno en ese debate arrimaban el ascua a su sardina pero resultó curioso que los mismos organismos oficiales a los que se ha aludido en los últimos días para hablar de una ciudad mejor o peor económica y socialmente hablando, difirieren según quién los utilice. Eso fue uno de los aspectos llamativos de la sesión.

El Gobierno defendió su gestión frente a un PP cuyo portavoz, Juan José Imbroda, optó por hacer más un discurso de investidura que una dura crítica a la labor de los consejeros que tenía enfrente. Habló de propuestas para el futuro de la ciudad y planteó lo que podría considerarse ya como las líneas básicas del programa electoral que los populares llevarán de cara a las lecciones de mayo.

El portavoz cepemista, Hassan Mohatar, también utilizó un tono mesurado para reforzar con datos que Melilla está mejor “y que algo habremos hecho bien”, una frase que repitió en varias ocasiones cuando sacaba pecho del trabajo realizado en los diferentes departamentos del Gobierno. Más bronco fue el posicionamiento de la socialista Gloria Rojas, que aludió posiblemente demasiado a leyes y medidas de ámbito nacional en sus respuestas a la oposición. Eso sí, hay que reconocerle la actitud conciliadora que tuvo cuando pidió a todos los partidos una campaña electoral limpia y alejada de crispación.

Más caótica fue la imagen que Vox dio de la ciudad. Su único diputado, Javier Da Costa, protagonizó todas las anécdotas del Pleno: Hassan Mohatar se refirió a él como “señor Vox” y él le devolvió la pelota al cepemista preguntándose si las fuentes de las que sacaba sus datos sobre la buena posición económica de Melilla “eran la fuente de Trara”.

Hay que destacar también tanto la portavoz socialista, Gloria Rojas, como la consejera de Hacienda, Dunia Almansouri, expresaron sus sospechas sobre la posibilidad de que el PP e incluso Juan José Imbroda conocieran que la aduana comercial iba a ser cerrada mucho antes de que el cerrojazo se produjera.

Para guinda del pastel, la del presidente Eduardo de Castro y una despedida para la historia en la que dejó de manifiesto su principal fobia política: “Espero que el Sr. Imbroda no llegue a presidente”.

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