-
La jefa de Bomberos afirma que su labor en muchas ocasiones era calmar a ciudadanos muy asustados
La jefa de Bomberos de Melilla, María José Marcos, recuerda que el día del terremoto y los sucesivos fueron “horribles” por el gran trabajo que supuso atender las miles de llamadas que realizaron los ciudadanos. En una de las estanterías del Parque de Bomberos están los 18 libros que recogen más de 150 fichas técnicas sobre las intervenciones de esos días. Son más de 2.250 y en estos dossieres no están las actuaciones rápidas que realizaron los bomberos de la ciudad, sino sólo las que tenían aparejadas la visita de un técnico y fotografías.
El 25 de enero del pasado año fue un día “acelerado”, señaló. No obstante, subrayó que “tuvimos suerte de que el seísmo fuera a primera hora de la mañana y no pilló a nadie en la calle porque si hubiera sido a mediodía los cascotes de muchos edificios podrían haber dañado a los ciudadanos”.
Muchas llamadas de miedo
Marcos explicó que no hubo daños estructurales en muchos edificios. Sólo unos pocos fueron clausurados ese día. No obstante, aseveró que la gente sentía mucho miedo con las réplicas.
La jefa de Bomberos resaltó que en más de una ocasión tuvo que ir a una casa porque el inquilino creía que se le iba a caer la pared encima y, tras echar un vistazo, se comprobaba que no era así y que se trataba de una simple grieta. Por ello, apuntó que la labor de los bomberos en muchas situaciones era la de calmar a estas personas que estaban muy asustadas.
Marcos subrayó que los bomberos realizaron un trabajo de campo muy importante, junto con los técnicos, en todos los barrios para llevar esa tranquilidad a los hogares de los melillenses.
Asimismo, resaltó que bomberos que estaban de descanso se presentaron en pocos minutos en el Parque para ponerse a disposición del gabinete de crisis y ir a donde los ciudadanos reclamaban su ayuda.
Por otro lado, indicó que el terremoto, a pesar de ser de gran magnitud, no causó muchos daños en los edificios. Destacó que el centro fue la zona más afectada por los elementos ornamentales de las fachadas y por la antiguedad de las casas. No obstante, indicó que la gestión fue más sencilla porque no hubo desprendimientos en el interior de las viviendas ni que sacar a la gente de los escombros como en otros seísmos.