Categorías: Opinión

Turismo, retos y transportes

Melilla ha sido sede de una de las dos reuniones anuales que celebran los máximos responsables turísticos de todas las comunidades autónomas españolas. Habrá quien ya quiera sacar punta al tema preguntándose quién ha costeado la reunión y cuánto ha supuesto para nuestras arcas locales.
Como todo, la importancia del acontecimiento es mucha más que la propia en sí de la reunión en concreto si se sabe sacar partido a la ocasión.
En mi opinión, es bueno, aunque no reporte muchos beneficios materiales inmediatos -que alguno supongo reportará en cualquier caso- que los gestores del Turismo de otras comunidades vengan a Melilla a tratar los asuntos que, es verdad, podrían abordar en cualquier otro lugar de nuestro país.
También es verdad que, en esencia, son todos competidores a la vez que colegas y cooperantes. Cada uno de ellos persigue atraer el máximo número de visitantes para su respectivo territorio y no desviarlos a ninguna otra zona de la geografía española. Sin embargo, Melilla, en su asignatura siempre pendiente hasta conseguir ser más conocida y por tanto más apreciada, acierta cuando promueve eventos de este tipo en nuestra ciudad, porque siempre son una fuente de contactos, de oportunidades para que se fijen más y se considere en mayor medida nuestra tierra.
Turespaña está preparando una nueva campaña de marketing para la promoción internacional de la marca España como destino turístico con multitud de opciones. Nuestro país ha logrado, en este año de crisis, captar más turistas y, con ello, un crecimiento en el sector, que aunque pequeño en el orden de la creación del empleo, resulta en términos relativos mucho mayor si se tiene en cuenta que no sólo ha mantenido los puestos de trabajo sino que incluso ha logrado un crecimiento del 1% en la filiación de empleados a la Seguridad Social.
Se calcula que podemos acabar el año con 57 millones de turistas que han elegido España como destino y, de hecho, el pasado mes de agosto fue el 'agosto'  español, el mejor de toda la historia del sector.
El director de Turespaña lo atribuía a la fortaleza del turismo como una opción de la que no prescinde nuestro mercado natural -los países de la vieja Europa- a pesar de la mayor adversidad en las condiciones económicas generales. Otros lo achacan a que España se ha visto favorecida por los recelos provocados en otros destinos cada vez más consolidados, como es el caso de muchos países árabes donde las revueltas de la pasada primavera no han contribuido a que los turistas optasen por incluirlos entre sus planes de viaje.
España es un gran país para unas vacaciones, por su privilegiado clima y su variedad de ambientes, opciones, paisajes y ofertas de todo tipo. Melilla, también lo es, si no fuera por el problema del caro transporte aéreo y del también caro y deficitario transporte marítimo. Conseguir que Turespaña nos incluya en su catálogo general de promoción del turismo español, como ya ha empezado a hacer con la Semana Náutica y seguirá haciendo en mayor medida con lo que ha venido a llamarse 'La España africana', no es pequeña cosa. Es el resultado de una gestión cada vez más profesional que queda muy lejos de aquellas primeras comparecencias en Fitur, en un minúsculo y arrinconado stand que, comparativamente, salía más caro que el preferente de los últimos años y, por supuesto, sin ninguna rentabilidad para los intereses de la ciudad.
Captar turistas sin transportes, con unos barcos llamados a convertirse en el medio masivo de traslado de visitantes y que como sabemos son caros y deficientes a pesar de estar subvencionados por el Estado, no es nada fácil. Más bien al contrario, parece un imposible. Por eso, la labor constante de Javier Mateo, su apuesta siempre en la misma línea a pesar de la incomprensión y la crítica fácil, merece ser reconocida en su justo valor.
Melilla no despegará hasta que no tenga unas comunicaciones en condiciones, es decir, más baratas en general y de mayor calidad en el medio marítimo. El Gobierno Imbroda lo sabe y en esto también tiene sus esperanzas puestas en un futuro Gobierno de Rajoy. Es tanto lo que se espera que parece que andemos escribiendo una carta a los Reyes Magos, pero no, en mi opinión, solo demandamos lo que nos pertenece. Y si no miren cuantos aeropuertos, como los de Ciudad Real, Albacete, Huesca, Castellón o LLeida, se han construido en estos años de gestión socialista, con muchos millones de la Unión Europea, y que como mucho sólo tienen un vuelo operando por semana, por lo que acumulan pérdidas millonarias y están abocados al cierre. Mientras, se ha negado a Melilla algo más de dinero para que nuestro transporte marítimo fuera un poco más decente. Y esto no es una opinión. Es el resultado puro de datos objetivos e innegables. Dinero malgastado en infraestructuras innecesarias versus desatención y promesas incumplidas para los melillenses. Este es el balance del Gobierno Zapatero en materia de transportes en lo que a nuestra ciudad respecta. Rebatirlo no es que sea difícil, resulta imposible.

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