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Tres transfronterizos, dos sindicatos, una polemica

MARTES 25 de noviembre de 2014. 10 horas, 18 minutos y 56 segundos. Llega un email a los medios de comunicación locales.

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. Llega con la clásica advertencia de que “queda prohibida su divulgación, copia o distribución a terceros sin la previa autorización de UGT-Melilla”. El documento adjunto es una convocatoria de prensa para las 10 horas del día siguente en la primera planta del edificio de los sindicatos, ubicado en la Plaza 1º de Mayo, en la sede de la propia UGT. La convocantes son “trabajadores fronterizos”, de los que no se ofrece más información y que quieren hablar de su “situación y problemas”.
Miércoles. Al día siguiente, en el lugar indicado y con la puntualidad habitual en esta clase de actos, tres ciudadanos marroquíes se plantan ante la prensa de Melilla. Habla uno de ellos, Habrih Mulud. Lee con dificultad un comunicado en el que denuncia “abuso”, “manipulación” y “engaño” de CCOO. También acusa a miembros ese sindicato de celebrar “asambleas falsas”, utilizarles en actos de protesta que no tenían nada que ver con asuntos de transfronterizos y de organizarles un viaje para ir a protestar ante el Ministerio de Exteriores marroquí en viernes, día que la administración pública del país vecino está cerrada por ser jornada de rezo.
Mulud asegura que él y sus acompañantes no tienen relación con UGT, pese a encontrarse en ese mismo instante en la sede de ese sindicato junto periodistas convocados a través de una dirección de correo de los ugetistas. Incluso afirma que no tienen “nada en contra de CCOO”, sino contra una persona de ese sindicato que les ha “traicionado”.
Poco después, El Faro se pone en contacto con el secretario general de CCOO, Francisco Veira, para conocer su opinión sobre la rueda de prensa. Sólo dice que ese mismo día, responsables de su sindicato han tenido una reunión interna para debatir lo sucedido. Y añade que nadie había acudido hasta entonces a CCOO para denunciar nada parecido a lo dicho esa misma mañana por los tres transfronterizos.
Jueves. Veira afirma que la ejecutiva de CCOO se reunirá al día siguiente para analizar la rueda  de prensa ofrecida en la sede de UGT. Baraja tres posibilidades: Contestar a los transfronterizos en la prensa, en el juzgado o en ambos sitios. Pero la decisión debe ser consensuada por los responsables del sindicato y su gabinete jurídico.
Viernes. La ejecutiva de CCOO se reúne a mediodía y acuerda demandar a los tres trabajadores transfronterizos al entender que sus declaraciones son una “intromisión ilegítima en el honor” ya que hay acusaciones de posibles delitos. La ejecutiva también ha acordado pedir a UGT que se desvincule de las declaraciones de los transfronterizos.
Sábado. Alonso Díaz, secretario general de UGT, informa a El Faro de que los máximos responsables de su sindicato se reunirán el lunes para analizar también las palabras de los transfronterizos. Aclara que cuando se celebró la rueda de prensa él “estaba fuera” y añade que no quiere “entrar en polémicas”. Explica que tal vez fue Abdeslan Anana, que dirige la Federación de Metal, Construcción y Afines, quien cedió el local a los tres trabajadores marroquíes, “como se suele hacer con otras organizaciones”.
Lunes. UGT envía un email desde la misma dirección utilizada para convocar a los medios de comunicación a la rueda de prensa de los tres transfronterizos (

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). Llega con un documento adjunto. Es una nota de prensa con el titular  “UGT no tiene nada de que desvincularse, ni nos sentiríamos sindicato, denunciando a trabajadores en los juzgados”. El primer párrafo despeja cualquier duda que aún pudiera quedar: “El sindicato ni entiende, ni comparte y lamenta  que la respuesta de CCOO a problemas planteados ante la opinión pública  por algunos trabajadores transfronterizos sea llevarlos al juzgado.  En cualquier caso esa decisión tan ‘sindical’ sólo corresponde al ámbito de su  estricta competencia”.
La secuencia de los hechos habla por sí sola y coloca a cada personaje en su lugar.

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