Durante unos 20 días algunas carnicerías de Melilla –entre 12 y 15, según las versiones de algunos comerciantes- no han podido dispensar a sus clientes carne con certificado Halal, un documento emitido por la autoridad musulmana del país exportador que legitima que un producto o servicio específico cumple de manera satisfactoria con los requisitos establecidos por la Ley Islámica para el posterior consumo por parte de la población musulmana. El motivo, que el matadero municipal no tenía cubos –o contenedores, según la terminología de cada cual- para echar los despojos de los animales.
Por ello, los clientes que acuden a esos establecimientos y que sólo quieren carne de animal matado en Melilla para obtener la garantía de ese certificado no han podido comprar allí.
Hasta que este jueves volvió a funcionar el matadero, desde el día 21 de diciembre, por lo tanto, no ha habido carne Halal matada en Melilla. Algunos comerciantes lo achacan a la falta de previsión por parte de la Consejería de Políticas Sociales, Salud Pública y Bienestar Animal. Prefieren que ni su nombre ni el de su establecimiento aparezca en el periódico, pero la mayoría se encuentra en la calle Margallo.
Una de las propietarias de una carnicería se mostró segura, pese a todo, de que algunos cubos de emergencias sí les quedarían y se preguntó por qué no se habían utilizado, además de “quién se responsabiliza” de las pérdidas ocasionadas estos días.
Para colmo, el miércoles, un día antes de reemprender las matanzas, se informó a los ganaderos, a través de un correo electrónico de Sanidad Animal de la Ciudad Autónoma, de que sólo podían pedir siete animales y no nueve, además de que, por el momento, solamente se confirmaban las matanzas el día 12 y el 16 “para asegurar el flujo constante y el reparto equitativo de los cubos de matanza”.
“Se han despreocupado” o “les da igual” eran algunas de las frases enunciadas por los comerciantes consultados. Según las cuentas que hacen, si cada contenedor trae 600 cubos de la península, cuando queden 100, se deberían ir pidiendo más.
Además, otra mujer consideró que “el matadero está muy mal gestionado y, mientras suben los gastos, hay que seguir pagando el alquiler y los sueldos de los trabajadores”. Todo ello, lamentó, con más de 20 días vendiendo pollo solamente. En ese momento, de hecho, un cliente entró en el establecimiento y se marchó al no ver más que pollo en la vitrina.
Lo peor, con todo, es que, según la versión de esta comerciante, durante el último año ya ha sucedido esto cuatro o cinco veces, con una duración de 20 días en cada ocasión.
Fuentes de la Consejería explicaron que había contenedores, pero no bastantes para abarcar la producción del matadero y el proveedor habitual no tenía “disponibilidad suficiente”. Según esgrimen, los precios han ido subiendo y, por tanto, los nuevos lotes son más caros, razón por la cual los otros se vendieron muy pronto y, al haber una mayor demanda del producto, habían llegado menos.
Pese a todo, la Consejería sacó, hace dos semanas un contrato menor de urgencia para intentar que no hubiera problemas y, según informaron, ya se está preparando otro contrato para asegurarse de que no vuelvan a faltar cubos. Su previsión es que esta semana quedará todo resuelto.
Alguos otros establecimientos cuentan con clientes que sí admiten carne de otro lugar. El Faro encontró a quien la trae de Murcia, Málaga o Madrid, por lo que ellos han sido quienes no han tenido problemas durante estos días.
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