La convivencia entre niños subsaharianos y magrebíes está siendo conflictiva en el centro de menores La Purísima. Ayer, a las 15:30 horas, tres patrullas de la Policía Local fueron requeridas para aplacar una batalla campal que se desató entre los dos bandos.
La pelea empezó, según fuentes de La Purísima, cuando dos niños subsaharianos estaban en las duchas y llegó un grupo de magrebíes y les obligó a salir “a palos”.
Los niños subsaharianos, tras recibir una paliza se marcharon al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que se encuentra muy cerca de La Purísima en busca de compañeros del monte Gurugú y del salto a la valla en el que entraron en Melilla para que intervinieran a su favor en la resolución del conflicto.
Interviene Policía Local
Fue en este punto en el que tuvieron que intervenir tres patrullas de la Policía Local, a petición de los trabajadores de La Purísima, que estaban ayer de servicio.
Al parecer, no ha habido heridos porque de lo contrario habría sido informado de la reyerta el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, que ayer desconocía lo ocurrido en el centro de menores La Purísima.
Fuentes del centro aseguran a El Faro que no es la primera vez que se da este tipo de encontronazos entre magrebíes y subsaharianos. Ocurrió también durante la pasada Feria. En aquella ocasión, recuerdan, no trascendió lo ocurrido, pero también tuvieron que desplazarse hasta La Purísima efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil, aunque estos últimos no tuvieron que intervenir.
Según explican a este diario, menores magrebíes y subsaharianos chocan, principalmente, porque los niños marroquíes molestan a los otros. “Hay menores de Marruecos con adicciones al pegamento que no dejan estudiar a los subsaharianos y se pelean con ellos”, explican.
Hasta los topes
Hay que recordar que el encontronazo se produce en un centro que está lleno hasta la bandera. Esta semana pasada, a fecha 7 de septiembre, había entre 320 y 330 niños acogidos en La Purísima. Esta cifra dobla la capacidad máxima (160). Y lo peor es que no para de subir el número de acogidos.
El Gobierno de Melilla defiende que España debe conseguir que Marruecos aplique el acuerdo de readmisión de sus menores, pero no se ha avanzado un ápice hacia esa dirección.
Entre 50 y 70 niños siguen durmiendo a diario en las calles de la ciudad, buscando la oportunidad de colarse como polizones en un barco que los lleve a la península, donde muchos aseguran tener familiares. Según un estudio de la asociación Harraga publicado ayer por El Faro, la mayoría tiene 17 años y viene de Fez.
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