Uno de los guardias civiles que intervino afirma que uno de los acusados se deshizo del botín antes de la detención.
Tres jóvenes negaron ante la juez haber robado la cartera y el teléfono móvil a un hombre en el barco JJ Sister. Recalcaron que la víctima estaba ebria en el momento de los hechos, pues previamente había pasado parte de la travesía bebiendo en la cafetería del buque. Los acusados reconocieron que la víctima les invitó a unos bocadillos, pero después se fueron a dormir sin más.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del pasado día 20, durante el trayecto que realiza el JJ Sister entre Málaga y Melilla. La víctima reconoció ante la juez que había bebido aquella noche tres o cuatro copas. Después salió a la cubierta para fumar un cigarro y fue abordado por la espalda por varias personas, que le quitaron la cartera y el móvil de los bolsillos del pantalón.
Cuando sus agresores se fueron, cayó al suelo. Una vez se recompuso del susto, explicó, volvió al interior del buque y el camarero de la cafetería le dijo que los tres jóvenes con los que había estado comiendo y bebiendo eran los que le habían atracado. Pero él no pudo ver nada, dijo, primero porque le abordaron por detrás e incluso creyó que le amenazaban con un cuchillo en el cuello, y segundo porque en la cubierta apenas había luz porque era de noche.
El móvil, en la piscina
En el juicio estaban citados los dos guardias civiles que intervinieron en la detención de los tres acusados. Uno de ellos afirmó que “el sereno” del barco les avisó de lo que le había ocurrido a uno de los pasajeros. Fue el mismo sereno el que identificó ante los agentes a los sospechosos del robo y éstos procedieron a su detención. Dos de ellos estaban durmiendo en la zona de las butacas y el tercero fue arrestado tras salir de los aseos.
Los tres negaron ser los agresores, pero el guardia civil aseguró ante la juez que uno de ellos, en el momento de la detención, lanzó un teléfono móvil al interior de la piscina ubicada en la cubierta. Ésta no estaba llena de agua, por lo que el guardia civil halló con facilidad en el interior de la piscina un teléfono móvil que la víctima reconoció que era suyo. En otro punto cercano, pero en la cubierta, los agentes hallaron también la cartera de la víctima.
Éste aseguró que llevaba encima 360 euros, pero no recuerda cuánto se pudo gastar en la cafetería horas antes. El caso quedó visto para sentencia.
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