Inversión pública para generar bienestar entre los vecinos. Esta es la fórmula que el Gobierno melillense lleva aplicando desde hace tres años en la barriada de Calvo Sotelo, popularmente conocida como de La Libertad. El presidente Juan José Imbroda y su número dos, Miguel Marín, visitaron en la jornada de ayer la zona para comprobar en persona cómo se están desarrollando las obras para la adecuación de la calle Coroneles Lacasa y adyacentes, quinta y última fase de este macro proyecto que servirá para dar un profundo lavado de cara al lugar.
El jefe del Ejecutivo local recalcó que el objeto de esta iniciativa no se limita a remozar el pavimento y el acerado, pues también se instalarán nuevas farolas, redes de saneamiento y agua potable. En este último aspecto, señaló que con las canalizaciones anteriores se registraban pérdidas, problema que quedará completamente solventado después de la obra.
Además, se implantará todos los sistemas necesarios para el uso de fibra óptica, nuevas arquetas, válvulas de abastecimiento, papeleras y barandillas. En cuanto a superficie, la mayor parte de la actuación consistirá en levantar los 2.984 metros cuadrados de carretera para sustituirla por planchas de hormigón, más resistentes al paso del tiempo. De igual modo, se instalarán unos 1.238 metros cuadrados de acero y otros 906 metros lineales de bordillo.
Proyecto a largo plazo
Asimismo, detalló que el Gobierno ha desembolsado unos 2,2 millones de euros en los últimos tres años para que el barrio ofrezca mejor aspecto que nunca. El presupuesto calculado inicialmente era de unos 3 millones, pues el precio inicial de licitación de cada una de las cinco fases rondaba los 600.000 euros.
No obstante, las rebajas ofertadas por las constructoras en los distintos concursos públicos posibilitó que las arcas municipales se hayan ahorrado unos 800.000 euros.
El ejemplo más claro de las ventajosas ofertas realizadas en los procesos de adjudicación lo encontramos en la fase que está actualmente en ejecución, cuyo concurso ganó la empresa Seranco por 391.000 euros y un plazo de cuatro meses. Si todo marcha según lo previsto, las tareas estarán acabadas para el próximo junio.
Imbroda recalcó que se trata de las últimas obras que se llevan a cabo en la barriada enmarcadas en este ambicioso proyecto. No en vano, aseguró que en los próximos meses se seguirá trabajando por los alrededores para continuar optimizando la zona y que ofrezca un mejor aspecto. En sus palabras, esta iniciativa ha servido para “modernizar” una de las partes con más solera de la ciudad autónoma.