Categorías: Editorial

Tragedia en Navidad

Durante la celebración de la Nochebuena, mientras la comunidad cristiana de Melilla festejaba el nacimiento de Jesús, en la ciudad se vivía un drama o éste iba producirse en poco tiempo: Un niño recién nacido perdía la vida. Más tarde, el día de Navidad, su madre, una joven de 22 años, ingresaba en el hospital Comarcal al sufrir una hemorragia a consecuencia del parto. Tras ser alertados por los servicios médicos de la presencia de una mujer con señales de que acababa de dar a luz y que no facilitaba datos de su hijo recién nacido, la Policía inició una investigación y pudo localizar el cadáver del bebé en una vivienda del barrio del Industrial.
Los agentes tratan ahora de esclarecer los hechos bajo el secreto de sumario decretado por el juez que instruye el caso. Entre todos deberán determinar la responsabilidad de la joven en el fallecimiento del pequeño y castigar su comportamiento, si así lo merece según los preceptos del Código Penal.
Además de esta imprescindible labor de policías y jueces, es necesario abrir una investigación más para conocer a los otros ‘culpables morales’, para esclarecer qué ha ocurrido para que un recién nacido haya tenido un final tan trágico e intentar que no vuelva a producirse un hecho similar. Cuando los investigadores aclaren las circunstancias en las que se ha producido la muerte del pequeño, será necesario explicar qué ha ocurrido para que la joven no recibiera una atención médica adecuada (si no la recibió), para no obtener ayudas sociales (si no las obtuvo), para no contar con apoyo psicológico (si no contó él), para no tener el auxilio de su familia (si no lo tuvo)... En esta lamentable muerte hay dos cosas que son evidentes. La primera es que alguien, algo, todo o todos hemos fallado. La segunda es que, aunque ahora tratemos de lavarnos las manos y evitemos asumir alguna responsabilidad (aunque sólo sea moral) la única persona que podría declarar su más absoluta inocencia es el niño. El resto, como ocurrió hace más de dos mil años, somos en parte culpables del fin que ha tenido este pequeño y podemos volver a serlo si esta nueva tragedia sigue sin conmovernos el alma.

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