Las especias y las ollas. En eso todos los platos del concurso gastronómico coincidieron. Las cocineras que participaron llevaron a cabo platos tradicionales que necesitaban de un ‘chup chup’ lento en las cacerolas tradicionales para que, a pesar de usar ingredientes sencillos, supieran a gloria.
La Consejería de Cultura llevó a cabo un concurso gastronómico y una degustación, más tarde, dentro de las actividades del Yennayer. Y la plaza de las Culturas, donde cocinaron estas manos expertas olía tan bien a comida que abría el apetito a cualquiera. De hecho, más de uno se acercó a la zona de las cocinas para preguntar por los platos y los ingredientes.
Un plato de gente humilde
Horía, una de las participantes, quiso hacer un tajín de sardinas. Subrayó que es un plato de gente muy humilde que muestra la pobreza de los amazighen, ya que se hacía con lo que daba la tierra, la patata y la cebolla, y lo que aportaba el mar, la sardina.
Para aprovechar el calor de las patatas cociendo con las verduras y las especias, se preparaba un techo de cañas para poner las sardinas y, al tapar el tajín, que se fueran haciendo a la vez.
En otros puestos, encontramos un guiso de verduras que de base tenía garbanzos y sémola de trigo. Estaba servido en un gran plato central en una mesa bajita listo para ser tomado por la familia.
Y también había un tajín de pollo, pero en lugar de usar el cuscús, se desmigó un pañuelo y se usó para la base de este plato.
Por otro lado, la consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño, indicó que durante la degustación, se facilitaría al público todos los productos en bolsitas individuales. El objetivo era que no tuvieran que comer ahí, sino que pudieran llevarse estos alimentos donde desearan para poder degustarlos con tranquilidad y sin necesidad de quitarse la mascarilla en ese preciso momento.