Medio ambiente

Tomillo de invierno

Las Labiadas y el Mediterráneo

El tomillo de invierno (Thymus hyemalis) es una planta perteneciente a la familia de las Labiadas o Lamiáceas (Lamiaceae). Es una familia enorme y cosmopolita, integrada por miles de especies, de las cuales son muchas las que poseen propiedades medicinales y culinarias, como el romero, la lavanda, el orégano, la salvia, la hierbabuena…especies muy conocidas en todo el área mediterránea por estar ligadas a nuestra historia y nuestra cultura.

Medicinales y culinarias

Cada planta de esta familia tiene distintas propiedades que la hacen más apta para su uso en la medicina tradicional o para la gastronomía; solamente algunas de ellas pueden ser usadas tanto para una cosa como para la otra, lo que las hace destacar entre las demás y ser más conocidas. Este es el caso del tomillo de invierno, un excelente condimento para las comidas que a su vez tiene propiedades medicinales. Tomado como infusión cura el dolor de estómago y las lombrices intestinales, y tiene además propiedades antisépticas.

Directiva Hábitat

Aunque el tomillo de invierno es una planta de poca altura, los tomillares constituyen un hábitat de alto valor ecológico. Caemos fácilmente en el error de considerar las zonas de matorral de baja altura como hábitats de “segunda”, minusvalorándolos en comparación con los bosques y considerando de forma errónea en muchas ocasiones que estas zonas de matorral son ecosistemas degradados, donde el matorral sustituye al bosque mediterráneo. Una consideración totalmente equivocada que en muchas ocasiones propicia la destrucción de estas áreas de matorral por considerarlas tierras baldías, como ha ocurrido este verano en la ZEC de Aguadú. El clima de muchas áreas del sureste ibérico y el norte de África conforma un tipo de vegetación muy especializado para soportar la falta de precipitaciones, los suelos pobres, los vientos fuertes y otros factores que impiden que crezca otro tipo de vegetación. Sin embargo, estas especies, entre las que se incluye el tomillo, dan cobijo a un sinnúmero de otras especies, por lo que este tipo de hábitats contiene una biodiversidad mucho más alta de la que pueda contener una plantación de pino carrasco, por poner un ejemplo. La Directiva Hábitat es una herramienta legal que se creó para proteger estos ecosistemas tan valiosos como vulnerables, una vez reconocido su valor y su singularidad, nominándolos y describiendo sus características, para reconocerlos allá donde aún sobrevivan. El tomillar está integrado en uno de los hábitats protegidos por la Directiva, concretamente el Hábitat 5330: Matorrales termomediterráneos y pre-estépicos.

Thymus hyemalis en Melilla

El valor de este hábitat lo podemos ver con claridad en los tomillares de tomillo de invierno del barranco del Nano, que es donde más abunda esta especie en nuestra ciudad, acompañando siempre al falso tomillo (Micromeria inodora). Juntas forman un tapiz de escasa altura que crece sobre la costra calcárea del barranco, y que, sin embargo, alberga mucha más biodiversidad que los cercanos pinares de Rostrogordo. El invierno es un buen momento para descubrir la belleza de estos tomillares, pues es en esta estación cuando florecen. Aunque la flor es también pequeña, los tomillos tienen una floración abundante, lo que hace que todo el tapiz de matorral se torne turquesa, engalanando las laderas escarpadas del Nano. Una buena gestión de nuestras zonas naturales debe empezar por saber valorar nuestros hábitats más valiosos, no volver a repetir errores comunes de introducir especies de dudoso valor ecológico con el único criterio de la altura, y proteger de forma correcta nuestros valiosos tomillares de agresiones continuas como la práctica de deportes fuera de los senderos marcados. Precisamente ha sido la presencia de estos hábitats protegidos por Europa los que han propiciado la inclusión del barranco del Nano y Aguadú en la Red Natura 2000 de espacios naturales protegidos de Europa, por lo que es un deber proteger estos hábitats para que las ZEC (Zonas de Especial Conservación) del Nano y Aguadú sigan conservando los valores que justifican su status.

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