Si algún día ocurre una desgracia relacionada con el residente del Gámez Morón al que la plantilla del centro le responsabiliza de multiples agresiones sufridas por los trabajadores, Isabel Quesada tampoco dudará en desmentir a quien haga falta para negar cualquier responsabilidad.
Hace unos días la directora territorial del Imserso se comprometía a analizar los hechos relacionados con ese residente. Quería contar con todos los datos antes de pronunciarse. Necesitaba un par de días para saber qué estaba ocurriendo en el centro y presentar una solución a los trabajadores. Ayer, por fin, llegó a una conclusión, que cuando menos hay que calificar como sorprendente, al mismo tiempo que decepcionante. En opinión de Quesada, en el Gámez Morón no ocurre nada o, al menos, no sucede nada que sea de su incumbencia. En realidad ayer vino a decir lo que ya había dicho días antes la consejera de Bienestar Social, María Antonia Garbín, más rápida de reflejos en eso de driblar y pasar la pelota que los chicos a los que entrena Alejandro Alcoba.
Donde Quesada dijo que cualquier residente que no se adaptara las normas del centro y supusiera una molestia o riesgo para el resto de usuarios o trabajadores podría ser trasladado, ahora dice que no. Afirma que el interno en cuestión hace tiempo que superó los 20 días de prueba porque ingresó hace 15 años. ¿Puede haber cambiado en ese tiempo su comportamiento hasta el punto de suponer un peligro o una molestia grave? Al parecer, no entra en los planes de Quesada estudiar esa posibilidad.
Además, la directora territorial del Imserso asegura que no tiene constancia de ninguna denuncia verbal o por escrito sobre supuestas agresiones de un usuario del Gámez Morón. Su único conocimiento de lo que ocurre en el centro es a través de la prensa. Eso sí, ha llegado a la conclusión de que, suceda lo que suceda, no es asunto suyo. Afirma que ese problema del que no tiene oficialmente noticia deben resolverlo la plantilla del Gámez Morón con Eulen, la empresa adjudicataria de la gestión del centro.
Vista la posición adoptada por la consejera María Antonia Garbín y por la directora territorial del Imserso, a los trabajadores sólo les queda una puerta a la que llamar. Tendrán que presentar sus denuncias ante el juez para que éste decida si es correcta la decisión de Isabel Quesada de desentenderse del asunto, si es también correcto que María Antonia Garbín se despreocupe del calvario por el que están atravesando los trabajadores, si el residente debe continuar acogido en en Gámez Morón o ha de ser trasladado, si Eulen tiene algo que decir en todo este asunto...
La respuesta que no han obtenido hasta ahora la plantilla llegará desde el juzgado, pero por desgracia la lentitud de la Justicia impedirá que sea pronto. Bastará con que no sea tarde. Será suficiente con que haya una sentencia antes de que produzca un hecho lamentable que dé lugar a que nuevamente alguien se vea en la tesitura de negar que “algo ha fallado” cuando las evidencias apunten justo lo contrario.
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