Categorías: Editorial

Todas las esperanzas, en el Puerto

UN estudio elaborado en octubre pasado por el Servicio de Empleo Público Estatal sobre las perspectivas de futuro de la ciudad de Melilla veía en las obras de ampliación del Puerto más que un filón. El proyecto ideal para frenar la sangría del paro y crear puestos de trabajo.
Aunque para que este proyecto salga adelante queda un largo camino por recorrer, ayer el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó la decisión del Ministerio de Medio Ambiente de reducir la tramitación burocrática a la que deberá someterse la ampliación del Puerto de Melilla.
El presidente de la Autoridad Portuaria, Arturo Esteban, había comentado ya a El Faro lo mucho que estaban trabajando para conseguir que en lugar de presentar dos estudios de impacto ambiental (uno para el Plan Director de Infraestructuras y otro para la ampliación del Puerto) se les permitiera elaborar un solo informe.
No se trata de una petición caprichosa, sino de una solicitud que en el caso de Melilla tenía muchas papeletas para ganar porque la ley permite hacer este tipo de excepciones en zonas con espacios limitados, como es el caso de la ciudad.
Sin embargo, conseguirlo no ha sido coser y cantar. Para argumentar su petición, la Autoridad Portuaria de Melilla consultó a 16 organismos oficiales, ONGs y asociaciones ecologistas (entre ellas Greenpeace y Guelaya-Ecologistas en Acción). Sin embargo, sólo seis instituciones respondieron con sendos informes, que en el caso de Guelaya fue negativo.
Además, el Puerto tuvo que salvar también el filtro de la Unión Europea, un escollo que muy pocas infraestructuras pasan a la primera y si no, ahí está como ejemplo el Plan Hidrológico Nacional del Gobierno de José María Aznar que, incluso con una primera piedra colocada, tenía el no europeo por respuesta.
Las obras de ampliación del Puerto de Melilla se enfrentan no sólo al obstáculo de la crisis económica y la dificultad de conseguir inversiones públicas, sino también a la protección de la lapa ferrugínea, una especie en extinción que abunda en la zona.
En este punto, Arturo Esteban, presidente de la Autoridad Portuaria, ha sido meridianamente claro. La intención de la institución es crecer sin dañar el medio ambiente y en este sentido ha dicho que se estudiarán todas las alternativas posibles.
Hay que tener en cuenta que el hecho de que sólo haya que hacer un estudio de impacto ambiental, en lugar de dos, recorta la larga travesía burocrática que atraviesan todos los grandes proyectos.
En principio, todo va según el calendario previsto y si las cosas siguen saliendo así de bien y así de rápido, la Autoridad Portuaria de Melilla confía en iniciar las obras de ampliación del Puerto en 2015. Eso está a la vuelta de la esquina. Para entonces quizás la crisis ya haya pasado y esos trabajos, más que frenar la sangría del paro, servirán para crear riqueza.

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