Decenas de personas se concentraron ayer en el Puente del Tesorillo para presenciar todo cuanto acontecía en el Río. Alrededor de una hora y media estuvo cerrado al tráfico. Alrededor de las tres de la tarde de ayer y hasta pasadas las cuatro y media, el Puente del Tesorillo se convirtió en un hervidero de decenas de curiosos que deseaban observar desde primera fila todo cuanto acontecía con los inmigrantes que instantes antes habían saltado la valla y que se encontraban en el cauce del Río de Oro.
Numerosos agentes de la la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Nacional se desplazaron hasta la zona, en principio para colaborar en la interceptación de los subsaharianos y su posterior traslado hasta la Jefatura, pero también para poner orden tanto en el tráfico rodado como en el de peatones.
Aunque en un principio los curiosos observaron todo desde primera fila del puente y pudieron realizar cuantas fotografía desearon, rápidamente agentes de la Benemérita procedieron a desalojar la zona y mantener a raya a todas las personas que querían ser testigos de los hechos. Los transeúntes que deseaban atravesar el puente eran desviados bien a su margen izquierdo o derecho, dependiendo de dónde se estuvieran produciendo en esos momentos los acontecimientos.
En principio, todo transcurrió en el margen izquierdo del Río, según se baja hasta el centro de la ciudad, aunque posteriormente se trasladó hasta el lado derecho.
También procedieron, en primer término, a la ordenación del tráfico rodado –por Guardias Civiles–, ya que algunos automovilistas paraban o circulaban a velocidad muy reducida para saber qué estaba pasando. Sin embargo, al final se prohibió toda circulación, tanto de vehículos como de peatones.
Los inmigrantes que ayer se concentraron en el cauce del Río no pararon de gritar 'libertad, libertad' mientras levantaban el brazo mostrando el signo de victoria y saludando a los muchos 'curiosos' apostados en las dos barandillas del puente. Desde primera hora se opusieron a moverse de dónde estaban por temor a ser trasladados a la Comisaría, aunque sí se avinieron a seguir a los agentes, primero a la zona del Río pavimentado donde fueron atendidos los cuatro inmigrantes que eran transportados en volandas por sus compañeros, y posteriormente hasta el interior de la Comandancia de la Guardia Civil.
Los comentarios entre los muchos curiosos concentrados en la zona eran muy variopintos, desde que había grupo de inmigrantes por toda la ciudad, que al menos habían conseguido entrar unos 400, o que entre los que se encontraban en el Río había un muerto. También increparon la forma de actuar de los agentes de la Benemérita, por cuanto en algunos casos les impedían atravesar el puente y en otros les impidieron ser testigos de todo, echándoles de la zona.