La tensión y los ánimos encendidos vuelven al barrio de La Cañada, una situación que demuestra la necesidad de un trato especial para esta zona de Melilla. Hay vecinos que se sienten discriminados y, en ocasiones, contra los sentimientos no son suficientes las razones.
Algunos residentes en esta barriada creen que no han sido tratados con justicia en el reparto de los planes de empleo. Quizás los responsables de su asignación tengan argumentos para demostrar que no ha sido así, pero es probable que no sean suficientes para acabar con la sensación de discriminación que sienten estas personas.
El barrio necesita un tratamiento especial, no sólo en la asignación de recursos, sino también en el trato con sus vecinos. Los canales de comunicación que funcionan con el resto de ciudadanos quizás no sean suficientes en esta zona, como tampoco lo son las necesidades en unos y otros barrios de la ciudad.
El diseño del Ejecutivo local formado tras las últimas elecciones cuenta con un consejero específico para las zonas más deprimidas de Melilla, que necesitan una atención especial. El presidente Imbroda asignó esa tarea a Rafael Marín.
Sin embargo, ese trato especial hacia estos ciudadanos no debe hacerles olvidar que, además de los mismos derechos que el resto, tienen las mismas obligaciones. Tienen que saber que las acciones violentas y los desórdenes no son la vía para expresar su malestar ni para denunciar supuestas discriminaciones.