Editorial

Tenemos derecho al futuro

Melilla cierra la campaña electoral más conflictiva que se recuerde en años en esta ciudad. Hemos tenido una operación policial, registros y la detención y destitución de un cargo público.

Hemos tenido que hacer frente a una burda campaña de desinformación y de lanzamiento de bulos y medias verdades e incluso a la obstaculización de la labor de la prensa.

Estos 15 días pensados para presentar programas electorales y acercarse al votante han convertido la ciudad en un polvorín que ha estado al rojo vivo hasta el final.

La campaña electoral cierra con el anuncio de que la Fiscalía Anticorrupción se hará cargo de la investigación de la trama de compra de votos por correo en Melilla centrada, según las diligencias previas, en "varios individuos" que estarían integrados en una estructura organizada, con planificación previa y concertada.

Asimismo, la Fiscalía cree que la compra de votos se estaría financiando con parte de los fondos obtenidos por empresas y particulares en la órbita de un partido determinado, tirando de licitaciones públicas, convenios, contratos y subvenciones que se habrían adjudicado durante la última legislatura en la Ciudad Autónoma.

En opinión del Ministerio Fiscal estos hechos podrían ser constitutivos de delitos de falsedad documental, prevaricación, malversación y cohecho, además de delitos electorales.

El caso pasa a la Fiscalía Anticorrupción dada la gravedad de los hechos y su especial trascendencia.

En este contexto, los melillenses llegamos a la jornada de reflexión con el deber de pensar, cada uno de nosotros, en manos de quién queremos poner el futuro de esta ciudad. Hay que tener muy claro que uno solo de nosotros no cambiará la ciudad. Pero todos juntos sí. No tenemos por qué seguir optando por la emigración. Es hora de unirse para defender nuestra democracia.

Hay indicios razonables para pensar que hemos tenido un pucherazo en el voto por correo. En Melilla ha habido colas en la oficina de Correos para pedir el voto pero no para entregarlo desde que se exigió presentar el DNI. Como era de esperar, el número de votos a distancia en esta ciudad casi triplica el de Ceuta y en porcentaje triplica el de la media nacional.

Somos un ejemplo palpable de qué es lo que pasa con la democracia cuando se da por hecho que está asegurada; cuando las normas se relajan y todos pensamos que no pasa nada; cuando el dinero público se pierde sin que nos duela.

En este mundo no hay nada para toda la vida. Los derechos hay que pelearlos y cuidarlos continuamente. En Melilla ha llegado la hora de cerrar una época oscurantista. Tenemos derecho al futuro.

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