EL futuro de Melilla, sin posibilidades geográficas para grandes empresas, sin espacio para explotaciones agrícolas y sin casi posibilidades de aprovechar las sinergias de otros puntos del país, pasa irremediablemente por la tecnología y la universidad.
Es un camino muy complicado porque empezamos a recorrerlo cuando otros ya llevan andado un buen tramo. No podemos olvidar que actualmente el nivel medio de nuestros estudiantes es uno de los más bajos del país. Sin embargo, ésta es la única apuesta que, aunque difícil, puede hacer Melilla de manera autónoma y sin verse dificultada por sus limitaciones físicas. Sin embargo, tecnología y universidad es un binomio que sólo tiene sentido para el mañana de nuestra ciudad si aparecen unidos por el signo ‘+’. Ninguno de los dos dispone de capacidad por sí mismo para cambiar nuestras expectativas de futuro, que irremediablemente tenemos que fijarlas a largo plazo.
El presidente Juan José Imbroda habló ayer de esta posibilidad durante la inauguración oficial del curso académico de la Universidad de Granada en Melilla. Dijo que la puesta en marcha del Centro Tecnológico permitirá la firma de nuevos convenios, lo que es lógico dado que ambas instituciones se necesitan para evolucionar. Sin embargo, el camino que falta por recorrer para que ésta colaboración sea realmente efectiva puede resultar descorazonador. Empieza en la Enseñanza Infantil y acaba en los cursos de doctorado. La puesta a punto de nuestras infraestructuras educativas y la dotación de los docentes necesita un esfuerzo constante, intenso y obstinado. Es la única manera de llegar a contar en unos años con unos profesionales que en el campo de la tecnología tendrán que competir a nivel global o, al menos, deberán ser capaces de seguir el imparable ritmo de la constante innovación que caracteriza a este sector.
De otra manera, nuestra ciudad dispondrá en breve de un Centro Tecnológico que ofrecerá una posibilidades que no estaremos preparados para aprovechar en un futuro inmediato ni a largo plazo. Hacen falta profesionales que ‘piloten’ nuestra prosperidad y éstos deberemos formarlos en nuestra universidad, tanto en la UGR como en la UNED. Los melillenses necesitamos ciudadanos que cuenten con una preparación sólida y de vanguardia sobre la que cimentar nuestro futuro. De otra manera, continuaremos abocados a seguir confiando en el denominado ‘comercio atípico’, que hasta ahora es necesario para Marruecos, y en un sector servicios basado únicamente en bares, restaurantes, cafeterías y establecimientos comerciales, que depende en gran medida de la mayor o menor presencia de funcionarios y militares, así como del poder adquisitivo del que disfruten en cada momento.
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