El campamento de verano de TeAma tiene una doble función. Por un lado, ofrece a los niños con capacidades diferentes una mañana entretenida de actividades y una rutina diferente para ellos.
Por otro, permite a los padres tener un respiro en su cuidado. Así lo destacó ayer a El Faro la psicóloga de esta entidad, Paola Arrufat, que indicó que las familias saben que en esta iniciativa están bien cuidados, se divierten y aprenden. Ayer visitaron la granja escuela, recorrieron las jaulas de las cabras, las gallinas y otros animales. También aprendieron a plantar semillas.
Y esto lo confirman los propios usuarios de esta actividad. Mohamed indicó que lo primero que vio al llegar a la granja escuela fue a un pato. También le gustó el resto de los animales, aunque la actividad que más le divirtió fue la de plantar unas semillas porque luego iban a crecer flores y se las iba a dar a su madre.
Mario, otro de los pequeños que ha participado en el campamento, explicó que habían plantado “plantitas” y que le gustó ver a los caballos, las tortugas y las gallinas, junto a sus compañeros.
La psicóloga de TeAma resaltó que los beneficios de esta actividad son muchos. Indicó que permite a los niños aprender nuevos conceptos, vocabulario y ejercitar la memoria. De hecho, en la granja conocieron los nombres de los animales, la alimentación que tienen, qué cuidados requieren y también les enseñaron con pasos sencillos cómo plantar unas semillas.
No obstante, el grupo de usuarios de mayor edad estrenó el huerto social que ha concedido la consejería a esta entidad y profundizaron en los pasos que hay que dar para obtener una planta y que ésta dé sus frutos.
Por su parte, la presidenta de TeAma, Susana Morillo, argumentó que este año han batido récord porque han sido más de 200 las solicitudes que han recibido de familias para que sus hijos pudieran participar en este campamento de verano. Sin embargo, sólo se han podido coger a 100 niños.
El deseo de la asociación es que para el próximo año se pueda ampliar el número de plazas que se ofrece a estos chicos. Explicó que ahora no es posible porque se necesita mucho personal para atenderles. En este sentido, comentó que hay casi un monitor por niño, no como en otros campamentos de verano. De hecho, ayer contaban con 39 personas trabajando y otros 15 voluntarios porque hay pequeños con necesidades especiales que precisan de esta atención personalizada.