Los taxis con licencia apuntan a que hay más de 200 piratas en la ciudad, muchos de ellos, marroquíes que entran por la frontera para trabajar al margen de la ley. Cobran de 3 a 6 euros y muchos tienen clientes fijos.
Al menos 50 familias de Melilla comen del dinero que cada noche llevan a sus casas los taxistas piratas de la ciudad. Esta actividad ilícita mueve al año, en la economía sumergida, alrededor de 630.000 euros, si se dan por ciertos los datos facilitados a El Faro: Entre 30 y 35 euros por jornada, los 365 días del año y medio centenar de taxistas.
El sector del taxi y el del transporte público urbano de Melilla no pueden ni oír hablar de los piratas, a los que acusan de todos sus males: Robo de pasajeros, competencia desleal y hasta coacciones a sus clientes para que usen un servicio sin garantías, pero más barato.
Tarifas económicas
Son justo sus tarifas adaptadas al bolsillo de los melillenses y a la crisis las que han dado popularidad a una actividad ilícita que ha ganado adeptos en los pasos fronterizos de Beni Enzar, Farhana, Barrio Chino o El Rastro.
Por ejemplo, desde Beni Enzar al barrio de El Real cobran 3 euros por la carrera si el cliente viaja solo; a la Plaza de España, cuatro y al supermercado Lidl, seis. En caso de que el viaje sea compartido por varios clientes (lo habitual), estas tarifas se dividen entre el número de pasajeros que suban al vehículo. O sea, un viaje de cuatro personas al Lidl sale a 1,50 euros por barba.
En las inmediaciones del principal paso fronterizo de la ciudad, a escasos metros de las paradas de taxi y autobuses, está el callejón en el que aparcan los taxis piratas de 9:00 a 17:00 horas.
Allí esperan, siempre según el testimonio de los propios taxistas irregulares, a que los clientes vayan en busca de sus servicios. Se trata, según explican, de gente humilde de todas las razas y culturas, que sabe de su existencia, que ha usado el taxi pirata en otras ocasiones y que conoce sus ventajas: Lo mismo puede coger un vehículo para viajar en solitario, que compartir los gastos del trayecto con otras tres personas.
A diferencia de lo que ocurre en Marruecos con los taxis compartidos, en Melilla, los piratas sólo llevan a cuatro personas, porque los propios clientes se niegan a viajar en un coche lleno hasta la bandera. En el país vecino viajan cinco pasajeros por vehículo y quien quiera ir a sus anchas, abona el billete del viajero que no sube.
Aunque los taxistas piratas no pagan impuestos, dicen que el dinero se les va como el agua: “Ganamos lo justo para dar de comer a nuestras familias. Si no fuera por el taxi pirata, tendríamos que depender de los servicios sociales. En cuanto a cualquiera de nosotros le sale un trabajo en un Plan de Empleo, aparca el taxi. Es mejor tener un trabajo que vivir cada día con el miedo a que la Policía nos ponga una multa de 600 euros y nos quite el coche”, señalan a El Faro.
“Está todo muy flojo” y los piratas venden coches
Taxistas piratas comentaron ayer a El Faro que “está todo muy flojo” por el Ramadán. Por eso, muchos aprovechan para dedicarse al negocio de la venta de coches de segunda mano a pie de calle, mientras esperan a que algún cliente solicite sus servicios. Los vehículos usados suelen venderse en la zona de la frontera de Beni Enzar a entre 1.000 y 1.400 euros. Como a los concesionarios, les falta ‘stock’ en Melilla.
Piratas, dispuestos a regularizarse, pero el Taxi pide mano dura con ellos
Los sesenta taxis con licencia que trabajan en Melilla asumen que los taxistas piratas son el enemigo a batir. Por eso piden mano dura con ellos. “La Policía hace su trabajo, pero le pediríamos un esfuerzo más”, señaló ayer a El Faro el presidente del sector en Melilla, José Antonio López.
Por su parte, los piratas consideran que tienen la puerta cerrada a una posible regularización de su actividad ilícita: “En Melilla no hay trabajo. La mayoría de los taxistas piratas somos desempleados de la construcción. Si no salgo con el taxi, mi familia no come. Si pudiera, me sacaría una licencia”, explican.
Este argumento lleva a López a llevarse las manos a la cabeza. “Una licencia cuesta dinero. Yo pagué cinco millones de pesetas hace veinte años por la mía. Ahora vale unos 150.000 euros”, responde.
Además, el presidente del Taxi en Melilla cree que todos estos argumentos son cuentos chinos y no entiende por qué se le da crédito a las palabras de alguien que está defraudando a la Seguridad Social y que no paga impuestos. “Los taxis piratas no nacieron con la crisis. Existen desde hace treinta años en Melilla. Eso no se ve en ninguna otra parte. Sólo aquí por la particularidad que tiene la ciudad (ser frontera con Marruecos)”, apuntó ayer el presidente de los taxistas con licencia a este periódico.
José Antonio López no se cree que en Melilla haya sólo medio centenar de taxis piratas. “Hay al menos 200. Muchos tienen matrícula de Marruecos y entran por la frontera a trabajar en la ciudad. Cuando la Policía los para, los multa y les quita el coche. Muchos no pagan la multa porque van en un vehículo que vale menos que la sanción que les imponen y les sale más barato abandonarlo”, apunta a El Faro.
Un servicio sin garantías
López también hace oídos sordos a la recomendación de los taxis piratas de bajar los precios para conseguir clientes. “Eso lo dicen porque ellos no llevan seguro y si lo llevan, es uno obligatorio, de 50 euros, que probablemente no incluye daños a terceros. Yo pago 1.100 euros de seguro porque los pasajeros que llevo en mi taxi van asegurados. También pago dos ITV al año, la cuota de autónomo, los impuestos trimestrales de Hacienda, sesenta euros a una asesoría para que me prepare la nómina mensual de un empleado, he hecho el examen con un callejero... Si ellos dejaran de trabajar, trabajaríamos nosotros”, señaló López a El Faro.
Pese a todo, el presidente de la Asociación del Taxi reconoce que los piratas hacen más daño a los autobuses que a su sector “porque cobran por plaza”.
Sin embargo, los piratas defienden que son los taxistas con licencia y no los conductores de autobuses los que llaman a la Policía cuando los ven trabajando y ellos están de brazos cruzados.
Desde los taxis legales afirman que suelen llegar a este extremo cuando se producen coacciones a los clientes. “Algún taxista pirata ha estado a punto de pegar a un usuario porque iba a coger uno de nuestros taxis y no el suyo”, señalan.
López cree que los melillenses tienen que ser conscientes de que un taxi pirata no ofrece garantías. “Si se te queda el móvil, lo pierdes porque a quién vas a exigirle responsabilidad”, concluye.
La COA admite la competencia legal del taxi
La Cooperativa Ómnibus de Autobuses (COA) ha querido “matizar” sus declaraciones en torno a la supuesta competencia desleal que sufren por parte del sector del taxi en Melilla. Desde la COA han querido aclarar que si bien es cierto que el taxi les quita clientes en Melilla, ellos tienen que reconocer que se trata de una competencia legal.
Esta aclaración viene a raíz de que la COA acusara a los taxis con licencia de la ciudad de aprovechar que cuando hay cuatro usuarios, sobre todo en la parada de Plaza de España, se ofrecen a llevarlos juntos, por un euro a cada uno, hasta, por ejemplo, la frontera.
Desde la COA reconocen que los taxistas han conseguido apoyo de la Administración para el uso del taxi compartido, “provocando esta situación, difícilmente regulable, ocasiones en que viajeros que esperan el bus son atendidos por taxistas con licencia haciendo uso estos viajeros del denominado taxi compartido”, afirman.
Además, añaden que “a este sistema de taxi compartido se ha añadido al grave problema de los taxis piratas” que sufren taxistas y transporte público “provocando un gran descenso del número de viajeros de la COA respecto a años anteriores”, recalcan.
Por último, subrayan que desde la cooperativa quieren diferenciar los taxis piratas, “que nos hacen competencia desleal a todos, de aquéllos que tienen los permisos necesarios y no inciden de forma ilegal en el descenso de pasajeros que sufrimos”.
Hay que recordar que el pasado jueves desde la COA señalaron a El Faro que 250.000 de los 350.000 pasajeros que perdió la cooperativa en 2013 se los robaron los taxis piratas.
A raíz de las declaraciones de la COA, acusando a los taxis con licencia de quedarse con los pasajeros de las parada de la Plaza de España, el sector del Taxi respondió que también se sentía agraviado porque los autobuses permitían a los pasajeros subir con grandes equipajes. Desde la COA respondieron que esto no estaba prohibido por la ley.
La polémica se cierra con este ‘matiz’ de la COA, que reconoce que los taxis le quitan clientes, pero de forma legal.
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