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Taxistas de Melilla, sin centralita y con el teléfono fuera de servicio

La parada de taxis del centro de Melilla está sin teléfono este jueves. La ausencia de una centralita para recibir y asignar las llamadas de los usuarios ha mantenido durante años un sistema tercermundista que consiste en un teléfono encerrado en una cabina metálica. El problema es que hoy ha colapsado por las obras de Cándido Lobera, según unas fuentes. Otras aseguran que el teléfono no funciona porque han robado la tarjeta que compraron para que siguiera funcionando.

Los clientes del taxi llaman a la parada del centro y del otro lado de la línea el teléfono está fuera de servicio. Y sin comunicación, no hay trabajo. En la mañana de este jueves, un taxista comentó a El Faro que solo había podido hacer una única carrera y eso no es lo normal ni siquiera en tiempos de crisis.

Fausy Mohamedi es taxista en Melilla desde hace 14 años y en estos momentos tiene planes para marcharse de la ciudad con sus hijos y su familia. Quiere comprar un taxi en Málaga y vivir de alquiler allí, pese a que en la península hay más exigencias que en nuestra ciudad. Tiene que examinarse, le piden análisis de sangre, 80 temas; conocer el callejero...

Él denuncia irregularidades que cree que podrían solventarse con inspecciones serias en un sector que agoniza, pese a las ayudas que ha recibido este año del Gobierno local para la renovación de la flota.

"Aquí hay gente que compra el taxi por inversión y no lo trabaja", se queja.

El gran problema del taxi en Melilla, según la versión de Mohamedi, el único taxista que ha dado su opinión a El Faro, es que la gente llama y no consigue contactar un taxi. Luego ven a los taxistas por la calle y les reprochan que no cogen las llamadas.

"Tengo que comer de aquí", dice en referencia a su taxi, mientras reprocha que lo poco que ha hecho la Asociación del Taxi un sector que en pleno siglo XXI no tiene centralita.

Sin teléfono, Mohamedi se pregunta adónde va a ir. "Nosotros recogemos gente mayor en sus casas para llevarla al hospital; a las cinco de la mañana, los que se van de viaje; gente sola que nos necesita y no podemos prestarles servicio", insiste.

En su opinión, corresponde a la Ciudad Autónoma, invertir en la centralita porque el taxi es un sector público que los taxistas explotan. "No podemos seguir trabajando así", se queja mientras pide disculpas a todos los que lo paran por la calle y le dicen: "¿Por qué no me cogéis?"

Esto, añade Mohamed, no funciona. Hay que poner orden y mano dura en el taxi, concluye.

 

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