José Miguel Tasende es uno de los dos candidatos al Senado por Vox. Asegura que el hecho de que este partido defienda la eliminación de las autonomías, le animó a entrar en esta “aventura política”. Cree que el aeropuerto se puede ampliar más y recuerda que hubo una línea aérea que hacía escala en Melilla y provenía de Roma en los años 30. Apunta que los vuelos internacionales serán una cuestión de demanda, pero insiste en la mejora de los sistemas de navegación para que se pueda usar el aeropuerto las 24 horas del día. Además, es partidario de la ampliación del puerto, entre otras cosas, para poner una planta de gasificación y cambiar la forma de generar energía en la ciudad.
–¿Está de acuerdo con la desaparición de las autonomías?
–Me encanta que me pregunte esto. Estos días de atrás hablaba por teléfono con un amigo y comentábamos este tema. Le dije que una de las cosas que me gusta de Vox es que, no a corto plazo, pero sí en un horizonte razonable, una de sus medidas que están en el programa nacional es la desaparición de las autonomías. Mi amigo me cortó y me dijo que ya hace años hablábamos de este tema y esa justa era mi postura. Es un punto del programa de Vox que me ha ayudado a meterme en esta aventura política.
–Le pregunto porque Melilla y Ceuta dependen directamente del Estado en temas relevantes, como la educación y la sanidad, y no es que las dos ciudades autónomas destaque por temas positivos en ninguno. ¿Cree que funcionaría que el Estado gestionase todo el país?
–España es un país pequeño. No creo sinceramente que sea necesaria la autogestión llevada a un nivel tan extremo como suponen las autonomías. Creo que las disfunciones que pueda haber en Melilla y los aspectos administrativos no tienen que ver con que exista una vinculación directa con el ministerio correspondiente, sino con que las cosas se hacen mal. Se hacen mal aquí o en el ministerio. Eso es lo que suponga que los resultados sean malos. Pero no por el hecho de que el Estado centralista funcione peor que un estado de autonomías. De hecho, Melilla es más bien una pseudo-autonomía. Es verdad que hay servicios que dependen de la Administración central, pero muchos de ellos son competencias locales y, precisamente, una ciudad de 85.000 habitantes no necesita tener la capacidad legislativa y el poder autonómico de autogestión tan enorme. Creo que Melilla sería un estupendo ayuntamiento. A mí el ejemplo de Melilla lo que hace es ratificarme en mi convencimiento en que un Estado centralista en España sería mucho más eficaz y mucho más barato que el presente estado autonómico.
–¿Cuál sería el papel del Senado si desaparecen las autonomías? Usted va como candidato a esta cámara.
–Nosotros tenemos que acomodarnos a la realidad presente, de tal manera que si tenemos un Senado, un Congreso y unas autonomías, tenemos que presentarnos a todos esos organismos. En el programa nacional está, como uno de los objetivos a alcanzar, la desaparición del Senado. La Cámara Alta existe. Tiene unas funciones que tenemos que realizar de representación territorial, pero creo que el Senado debe desaparecer por el bien de España.
Aprovecho para decirle que estamos en Vox. Nos interesa más España que Vox.
–¿Cuáles son las propuestas que va a trasladar al Senado?
–Pues, en primer lugar, las inquietudes que la propia ciudad de Melilla me indiquen. Desde un inicio, una de mis ideas, y el partido ha decidido que sea así, es tener una oficina en la que se reciba a colectivos o particulares de la ciudad. El objetivo es recoger sus inquietudes y necesidades y trasladarlas a los órganos que correspondan en Madrid. En este sentido, no me voy a limitar a ser un senador pasivo que ocupa un escaño. Mi intención, sin duda alguna, es estar llevando a Madrid las inquietudes justas que se planteen.
En el Senado tengo que velar por España y por esa parte de España que es Melilla. No estoy en el ámbito local donde me centraría más en la ciudad. Debo tener en la cabeza qué queremos de España. Deseo de mi país que esté unido y a partir ahí se sacará un programa. Quiero una España próspera y por ahí hablaremos de economía y trabajo. Deseo una España culta y ahí se aborda la educación. Una España sana y hablamos de sanidad. Y una España segura y hablamos de seguridad y justicia. Todo esto también lo quiero para Melilla.
El desarrollo de estos puntos es lo que voy a intentar llevar al Senado y en otras instituciones donde pueda ir como senador.
–En Melilla hay que quedar el primero para llevarse el único escaño del Congreso o los dos del Senado. Es complicado alcanzarlo. ¿Qué expectativas tienen?
–Bueno, es un reto. Ahí estamos y estamos convencidos de que lo vamos a conseguir. De todas maneras, no se crea que es así. Porque otros compañeros nos dicen que en Melilla con 12.000 votos uno sale senador y en Madrid hacen falta 120.000. La historia siempre se puede contar desde diferentes perspectivas. Lo cierto es que estamos aquí y que saldremos, si el pueblo soberano lo quiere. Yo que no vivo de esto y no necesito de esto para vivir, si salgo es para representar al pueblo de Melilla ante las instituciones de Madrid. No me voy a limitar al Senado.
Me dedicaré a recorrer las instituciones allí donde haya que depositar una solicitud buena para la ciudad. Si hay que ir a un ministerio a hacer una gestión porque es del interés de la ciudad, voy a ir con mi cara dura y me presentaré como senador y diré que Melilla precisa de dicha actuación.
–¿Cuáles son los principales problemas de la ciudad?
–Por una parte, son problemas por la definición de la ciudad. Creo que tenemos que pensar, descubrir y definir qué Melilla queremos. A partir de ahí, tras definir el modelo de ciudad, descubrimos qué camino debemos seguir. Yo quiero una Melilla cohesionada, una ciudad en la que sus ciudadanos se sientan familia dentro de su ciudad. Es maravilloso que seamos musulmanes, cristianos, gitanos... cualquier cultura o etnia que esté presente en la ciudad. Lo bueno es que sea cohesionada. Y eso significa también que ricos y pobres estén unidos por una gran clase media que ahora mismo está sufriendo los embates de la economía en todo el mundo.
Quiero una ciudad empresarial, donde los comerciantes, hosteleros y pequeños industriales tengan oportunidades de prosperar porque eso va a ayuda fundamentalmente a generar trabajo.
También quiero una Melilla turística a la que de verdad venga la gente y que sea una ciudad abierta. A veces nos dicen que los de Vox queremos un muro. No, no lo quiero. La frontera no es algo que yo quiera, sino que existe. Pero quiero una frontera por la que pasen una gran cantidad de turistas venidos de Marruecos. Y una Melilla universitaria también la quiero. Lo tenemos en el programa local de Vox. Me encantaría dentro de unos años contar con una ciudad en la que hay dos o tres franquicias de universidades privadas; en la que el Estado haya abierto escuelas de formación de grado medio y superior; centros de formación para funcionarios o militares; facultades de tipo artístico; o una escuela superior de música. No para atender las necesidades de los jóvenes melillenses, porque son insuficientes. Me encantaría que Melilla fuera una ciudad de destino de estudiantes durante nueve meses al año. Me gustaría que hubiera unos 5.000 estudiantes porque eso generaría servicios, como profesorado, alquileres de vivienda, residencias de estudiantes, reactivación del comercio...
–¿Éste sería el planteamiento en temas educativos?
–Esto a medio y largo plazo. Pero para corto plazo una de las exigencias de Melilla es adaptar el sistema educativo en los niveles inferiores para reducir la ratio de profesores y alumnos porque hay que reducir el fracaso escolar. Hay que ir a 22 alumnos por aula. No es admisible que haya hasta 40 en las clases. Y además, esto hay que intensificarlo en los barrios más desfavorecidos. Hay un dicho clásico que dice: estudio vence fortuna. Y a mí eso me parece que hay que tenerlo como una ley moral. La persona que vale y el estudiante que puede desarrollar unas capacidades y alcanzar unos estudios no puede estar delimitado porque no tenga becas, un apoyo extraescolar o por vivir en un ambiente cargado en el que no se pueda estudiar. Uno de mis principios que es un valor transversal es el de la justicia social.
–¿Cómo ve el problema del gran número de menores extranjeros no acompañados?
–Tiene solución. Muchos de ellos tienen una familia conocida, a los que se les puede exigir que se hagan cargo de sus hijos, tanto por nuestra normativa, como por la ley marroquí. A muchos de ellos, habría que exigir que sus padres les recojan. Al resto que sea más complicado que vuelvan con sus familias, hay que darles un presente y un futuro. No pueden estar tirados por las calles. De estos menores me preocupan los problemas de la vertiente social, como la amenaza a la convivencia, pero me preocupa mucho más el hecho sangrante de que estos niños no tienen futuro y están abocados a la delincuencia pura y dura. Es una barbaridad. Es un tema humanitario que está por encima de todo. No podemos consentir que siga así la situación. Hay que darles un futuro. Su mejor futuro es volver con sus familias y que no entren más en Melilla. En el momento en el que no se les dificulta de manera eficaz la entrada, lo que se está haciendo es un efecto llamada que les hace separarse de sus familias para convertirse en gente sin futuro. Hay niños incluso de menos de diez años que esnifan pegamento, que viven en una situación violencia y tirados por ahí. No me explico cómo en los centros de menores no se les hace un acogimiento real porque se escapan.
–En cuanto al desempleo, ¿cuenta con alguna medida para luchar contra él?
–Una medida es el control fronterizo. Aquí hago un inciso porque muchas veces se han utilizado palabras mal dichas para decir que Vox quiere una frontera cerrada y no es así. La frontera preexiste y queremos una que sirva para sus funciones. Una de ellas es que pasen trabajadores con contrato, las personas que vengan a formarse o las que vengan de turismo. Lo que no podemos permitir es que sigan entrando en Melilla cada día que vienen a realizar trabajos dentro de la economía sumergida, que tienen Seguridad Social ni un salario digno. Son trabajadores que cobran menos que los melillenses y el control de estas personas reduciría el paro. Esto lo hemos comentado con melillenses de barrios desfavorecidos. Personas de estas zonas sufren la competencia desleal de trabajadores fronterizos que entran de forma irregular y sin contratos. Que la frontera sea eficaz nos hacemos eco de una demanda social muy grande.
Además, hay que incentivar la formación activa de empleo y fomentar la industria y el comercio.
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