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Tasende: "Lo que está ocurriendo en Melilla con las elecciones prueba que hemos perdido nuestra identidad"

La Junta Electoral da la razón a Vox y exigirá el DNI para votar. ¿Satisfecho?

Lo que nos satisfaría es que el proceso electoral fuese el que corresponde a un país occidental del primer mundo. Primero, se compran votos masivamente; luego se asalta a carteros para robarles los votos y revenderlos; a continuación, se trasladan los votos comprados por miles a la Península vía Marruecos. Contra semejante estado de cosas nadie hace nada hasta que Vox solicita medidas urgentes y drásticas de la Junta Electoral. Pero incluso ahora, cuando la Junta ha decidido que se exija presentar el DNI surgen nuevos desafíos: ¿qué pasa con los votos emitidos desde la Península? ¿Será necesario extender la obligación de identificarse a todos los votos con destino Melilla, se presenten donde se presenten? ¿Habría que disponer de un sistema de doble urna, para poder contrastar si la composición de los votos por correo se corresponde con la composición de los votos presenciales? La práctica de la compra de votos, iniciada en Melilla hace años, ha eclosionado de manera explosiva y ahora mismo parece imposible de contener.

Creemos que las autoridades gubernativas, electorales y judiciales tienen que actuar de manera inmediata, de oficio y con contundencia, tomando las medidas que sean necesarias, incluyendo si es necesario la suspensión de las elecciones, investigando los votos por correo que procedan de entregas numerosas en una misma oficina postal, requiriendo a los titulares de estos votos que expliquen cómo sus votos vienen de fuera cuando ellos, los titulares, no salieron de Melilla. Pueden parecer medidas graves, pero es que estamos ante un delito grave: es delito comprar, pero también es delito vender el voto.

Una reflexión: lo que está sucediendo en Melilla con las elecciones es una prueba del mayor problema que tiene nuestra ciudad: hemos perdido nuestra identidad. Ya no somos una ciudad española occidental. Vox hará todo para recuperar la identidad de Melilla, esa identidad que ya vemos que está más perdida incluso de lo que parecía. Un grupo de depredadores sociales antisistema, dirigiendo durante años los destinos que nuestra ciudad, han convertido a Melilla en una república chabacana del cuarto mundo, sin orden ni ley. Han hecho de Melilla un lugar inhabitable.

Con casi 10.000 solicitudes de votos por correo, si llegaran a depositarse todos en las urnas estaríamos hablando de casi 5 diputados de la Asamblea. ¿Puede Vox competir en justa lid con esto?

Con un cuarto de los votos que se emitan procedentes de la compra venta, no hay competencia en justa lid. El problema lo tienen los melillenses, que se ven privados de su derecho a decidir su propio destino. El voto de un melillense determina el destino de 40.000 euros a lo largo de cuatro años. Aparte queda lo que se gasta el estado en Educación, Sanidad, Transportes, Seguridad y otros muchos servicios. Esa enorme cantidad de dinero no se ha empleado nunca en mejorar la ciudad ni la vida de sus vecinos.

Vox viene a aplicar la ley. Se acabó el reparto de dinero entre los políticos y sus amigos, entre los políticos y los que les han sufragado las campañas supuestamente electorales. Hay que fiscalizar el funcionamiento de la Asamblea, que es el corazón de la ciudad, un corazón que, lamentablemente, necesita un marcapasos.

Usted avanzó que el programa electoral de Vox se centra en unos pocos puntos, entre los que ya destacó a El Faro, la defensa de la identidad, la lucha contra la corrupción y la inseguridad ciudadana y la protección de las fronteras. Nos puede explicar a grandes rasgos qué proyecto tiene Vox para Melilla.

Casi lo he avanzado en lo que acabo de decir. Es una lástima que esta campaña en vez de servir para exponer los programas y debatir ideas y propuestas solo sirva para que estén todo el día sonando las alarmas en redes, en los medios de comunicación, en las conversaciones de las personas.

Vox se propone recuperar la Melilla española que une a todos bajo el mismo signo de nuestra nación. Cada uno es diferente a los demás y esa diferencia es lo que nos enriquece, cuando aportamos a la sociedad lo mejor de cada uno. Como la maquinaria de un reloj: no hay dos piezas iguales, pero lo bueno no es que sean diferentes, lo bueno es que son diferentes para servir al proyecto común de marcar la hora.

La defensa de la frontera incluye pero no se limita a la valla y a los pasos fronterizos. La defensa de nuestro territorio incluye también la defensa de los derechos de los españoles en régimen de reciprocidad, incluye el respeto mutuo entre vecinos, incluye la no injerencia en asuntos internos. Las autoridades marroquíes no cesan de hostigar a Melilla.

El proyecto de Vox tiene un objetivo claro: que Melilla recupere su atractivo perdido, ese atractivo que, al desaparecer, produce que las familias se vayan y no sea reemplazadas por otras familias equivalentes, sino suplantadas por personas sin identidad española a las que les da igual vender por 50 euros lo que vale 40.000; a las que les dan igual las cifras del paro mientras reciban paguitas por no hacer nada. Personas que hoy se apuntan a los planes de empleo, mañana piden una baja médica para cobrar sin ni siquiera presentarse en el supuesto trabajo y pasado mañana están pidiendo plaza en un crucero pagado con el dinero de los contribuyentes.

Vox viene a poner al contribuyente en el lugar que le han usurpado.

El eslogan de Vox es Vota seguro, pero para el votante antiPP, ¿es también un voto seguro? ¿Se plantea un pacto con Imbroda?

Nos planteamos el bien de Melilla. El escenario lo definirán los votantes, suponiendo que el trapicheo inmundo y enorme de la compra venta de votos no dé al traste con la voluntad popular. ¿Qué pasa con los votos de los ciudadanos honrados y cívicos? ¿Van a valer igual los votos mercadeados que los votos meditados?

Nos ocupan nuestras viviendas, nos colapsan los centros sanitarios, tiran por los suelos la educación de nuestros hijos llenando las aulas de alumnos que ni hablan español ni les interesa estudiar, nos recortan los servicios públicos para dedicar el dinero a talleres de género, a la promoción de lenguas extranjeras y minoritarias, tiran nuestros monumentos para derribar nuestra historia.

Vox no viene a buscar formas de ocupar poder, viene a devolver el poder a su verdadero titular: el ciudadano español. El objetivo no es pactar con políticos, el objetivo es conseguir acuerdos beneficiosos para Melilla.

¿Considera que la degradación de la democracia en Melilla pone en peligro nuestra autonomía?

El sistema autonómico ha traído la ruina a España por la vía de marcar las diferencias a costa de olvidar lo que nos une y el proyecto común, que es la base de la prosperidad. En vez de piezas diferentes funcionando coordinadamente como un reloj, lo que tenemos es un enorme contenedor lleno de cosas heterogéneas empeñadas en mantener su diferencia a costa de cualquier propuesta de unidad para el progreso. Es decir, tenemos un contenedor que no vale ni para el reciclado.

La degradación de la democracia en Melilla es una parte de la degradación de la democracia en España, donde lo mismo hay autoridades locales que organizan un referéndum independentista, que hay un partido que llena sus listas electorales con terroristas. Melilla se une, por vía de la compra de votos, a un aquelarre de destrucción de la libertad mientras los ciudadanos de bien, atónitos, no saben qué hacer.

Vox es la reacción ante tanto despropósito suicida. A nosotros nos toca hacer el Melilla lo que Vox propugna para toda España: recuperar las libertades de los ciudadanos.

Si entrara en el Gobierno de Melilla, ¿qué áreas consideraría prioritarias?

Está claro que la prioridad por excelencia será el mantenimiento de la ley y la lucha contra la corrupción en la actividad política. La Asamblea tiene que ser el órgano donde se decida lo mejor para Melilla, no la cueva donde se refugian con votos comprados los saqueadores de la ciudad.

¿Qué le dice Vox a los votantes que están desilusionados con lo que está pasando con el voto por correo y que se plantean la abstención? ¿Qué le dice a quienes creen que si Vox llega al poder va a gobernar para una sola mitad de Melilla?

Es lógico que los votantes honrados se lamenten del robo que suponen los votos vendidos, porque esos votos devalúan a los auténticos. Pero la solución no es la abstención, al contrario: por cada abstención derrotista, el voto vendido gana más fuerza. Hay que votar más que nunca. Hay que sumar muchos votos auténticos para que los votos vendidos tengan proporcionalmente menos fuerza.

El mensaje de Vox será siempre optimista y positivo: ejerzamos la libertad, no nos resignemos, en realidad somos muchos más los ciudadanos de bien que los parásitos oportunistas. Cuando parece que los razonamientos pierden vigencia ante la magnitud de los despropósitos es el momento de que el corazón adquiera protagonismo. Con la cabeza y con el corazón tenemos que defender la libertad, la belleza de las cosas bien hechas, el orden y la justicia.

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