La Sala Segunda del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de casación presentado por F.M., un militar que había sido condenado a trece años y seis meses de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a una menor, hija de la mujer con la que convivía en Melilla y tenía una relación de pareja.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, ratifica el auto de la Sección Séptima de la Audiencia de Málaga con sede en Melilla, e impone al condenado las costas que ha ocasionado su recurso de casación.
F.M. había recurrido la sentencia por quebrantamiento de forma, infracción de ley e infracción de precepto constitucional, razones todas ellas que han sido desestimadas por el Supremo.
La sentencia se basa en el testimonio de la menor en relación con el informe pericial de los psicólogos del servicio de apoyo de los juzgados y las restantes pruebas practicadas “que vienen a reforzar la declaración de la víctima”.
Exhibición de películas
Además, “el acceso del acusado con la menor en condiciones de clandestinidad se revela como posible” y “la exhibición por el acusado a la niña de películas pornográficas en un ordenador portátil mientras abusaba de ella aparece corroborado por la intervención en su poder de este tipo de películas”.
Y aunque el Supremo apunta que la sentencia de la Audiencia “reconoce que en ocasiones se observan ciertos vacíos y una actitud reacia a narrar lo sucedido”, también comparte su tesis de que “las contradicciones, retractaciones o correcciones en los testimonios prestados no invalidan su fuerza probatoria”.
Con esta sentencia, el Supremo ratifica la condena de la Audiencia, que consideró probado que el hombre abusaba de la menor cuando la madre estaba fuera de casa o dormida profundamente, ya que tomaba medicinas contra la depresión.
El hombre instaba a la menor a que no dijera nada porque por su condición de militar tenía una pistola, además de una catana.
La chica, que requirió tratamiento psicológico por ansiedad, tenía siete años cuando se iniciaron los abusos en 2010, de los que no alertó hasta tres años más tarde al contárselos a una amiga, cuyo padre se lo hizo saber a la madre de la chica.
Tras la revelación de la niña, el acusado pasó mes y medio en prisión hasta que pagó una fianza de 6.000 euros, además de haber estado seis meses suspendido de empleo y sueldo antes de recuperar su trabajo, en el que fue ascendido en el escalafón militar.
Después del juicio, la Audiencia condenó a F.M. a trece años y seis meses de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a una menor, con la agravante de prevalimiento, porque el condenado se aprovechó de su situación de superioridad, confianza o potestad con respecto de la víctima.
Alejamiento
Además, condenó a F.M. a penas accesorias de inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena, prohibición durante 17 años y 6 meses de acercarse a la menor a menos de 500 metros e imposición de la libertad vigilada durante cinco años cuando salga de prisión, con obligación de asistir a cursos de reeducación sexual.
El tribunal estableció también una indemnización de 40.000 euros a la víctima por los daños morales y psicológicos causados.
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