El fútbol devolvió a la UD Melilla lo que en otras ocasiones le quitó, y, ayer, ante el CD Puertollano, uno de los mejores equipos que ha visitado esta temporada Álvarez Claro, si no el mejor, el conjunto melillense sumó tres puntos de oro que le sirve para proseguir con su escalada y situarse en la séptima posición; así como para acercarse un poco más al furgón de los elegidos. Con el triunfo ante otro rival directo, la UD Melilla se coloca a tan sólo cuatro puntos de la cuarta plaza que, tras los resultados que se dieron en la jornada, ocupa ahora la Real Balompédica Linense con 28 puntos.
El encuentro, tal y como se preveía, resultó muy disputado ya que se enfrentaban dos equipos que llegaban al mismo con una dinámica muy positiva. Los manchegos buscaban su sexto partido sin conocer la derrota y los melillenses el quinto. Las ausencias, importantes en ambos bandos, no se dejaron notar y pronto se pudo ver sobre el irregular césped del Municipal las propuestas, diferentes, de los contendientes.
El partido tuvo un tiempo para cada equipo, si bien, en cada uno de ellos hubo alternativa en el juego. En la primera mitad el dominio, la posesión del balón y las mejores ocasiones fueron para los visitantes aunque, pasado el ecuador del mismo, la UD Melilla, que no perdió la compostura en ningún momento, visitó con más frecuencia las inmediaciones del área manchega.
A los nueve minutos del comienzo, una buena jugada elaborada por banda derecha concluyó con un centro de Santa Cruz al punto de penalti del área local donde apareció el brasileño Elton para cabecear, totalmente sólo, a portería. El remate llevaba marchamo de gol pero Munir evitó el tanto con un gran despeje. A renglón seguido, de nuevo Munir, que estuvo muy seguro durante todo el choque, tuvo que emplearse a fondo para rechazar un potente lanzamiento desde la frontal de Raúl Medina.
El primer remate con peligro para el cuadro anfitrión llegó a balón parado. Un minuto antes de cumplirse el primer cuarto de hora, Dani Fragoso, a pie cambiado, ejecutó un saque de esquina que Mahanán remató de perfecto testarazo y al que Reguero respondió con una espectacular parada evitando un gol cantado.
El partido transcurría por los mismos derroteros, con un Puertollano que tocaba y tocaba iniciando la jugada desde atrás y un Melilla que se defendía con orden, intentando sorprender a la contra. Así, a los 20 de juego, Checa probó desde lejos pero el esférico salió rozando el larguero. El Melilla se resistía a verlas venir y Velasco a punto estuvo de anotar en una jugada en la que buscó de manera insistente la pelota pero su disparo acabó en córner.
Al filo de la media hora Edgar centró pasado desde la derecha y Rubén Cruz enganchó un zurdazo que lamió el travesaño tras golpear en un defensor. El Melilla se había sacudido el dominio visitante y empezaba a mostrar sus credenciales para hacerse con el partido. El Puertollano no se dejó amedrentar y volvió a retomar el camino andado. La reacción fue instantánea. Elton, una auténtica pesadilla para la zaga azulina, ajustó un disparo desde la frontal que salió junto a la base del poste derecho del portal melillense.
Poco después, en el 38, Mario asistió a Sergio Molina en la frontal del área que controló, levantó la testa, y acomodó un disparo potente y preciso que se estrelló en la parte interna del travesaño de la portería defendida por un Munir ya batido. Pero en esta ocasión, al contrario de lo que ocurrió con el zurdazo de Luis Ángel ante el Lorca que supuso el empate a dos, la pelota botó fuera y la defensa despejó el peligro.
No terminó ahí la cosa y en el 45, al filo del descanso, un saque de banda favorable al conjunto de Óscar Cano acabó con una falta peligrosa justo en el vértice izquierdo del área melillense. Sergio Molina, otro peligro constante, golpeó con potencia y Munir respondió con un acertado despeje de puños. Sin tiempo para más, Munuera Montero, muy protestado por los aficionados melillenses, señaló el camino de los vestuarios.
En la reanudación cambió la decoración y fue la escuadra local quien tomó las riendas del choque. Así nada más comenzar, Edgar cabeceó alto un centro de Velasco que había vuelto a la banda derecha tras alternar su posición en el primer tiempo con Rubén Cruz. Tres minutos después fue el utrerano el que lo intentó desde la frontal pero Reguero atajó sin problemas. El siguiente en intentarlo fue el malagueño Sergio Molina que armó un disparo lejano sin consecuencias. La respuesta vino a continuación por mediación de Rubén Cruz que culminó con su pierna mala un contraataque local deteniendo sin problemas el meta manchego. Raúl García también lo intentó con su pierna de apoyo pero su tiro salió muy desviado.
En el minuto 65 Cano decidió dar entrada en el campo a Katxorro en sustitución de Povedano que cumplió a la perfección con su cometido a pesar de haber pasado una noche con problemas gástricos. Fragoso retrasó su posición para formar pareja con Mahanán en el centro de la zaga.
La presencia del centrocampista vasco fue decisiva para desatascar el encuentro ya que sólo bastaron tres minutos para que Katxorro enviase un balón de oro sobre Edgar que el tinerfeño aprovechó a la perfección para asistir de manera impecable a Rubén Cruz que sólo tuvo que empujar el balón a la red. Era el 1-0 y el partido se ponía muy de cara para las huestes del técnico granadino y justo donde quería la UD Melilla.
A falta de nueve minutos para la conclusión, Edgar se plantó algo escorado ante Reguero pero optó por disparar en lugar de asistir de nuevo a Rubén Cruz que estaba totalmente sólo ante el marco visitante. Un minuto después Zúñiga retiró del terreno de juego a Elton con molestias en el gemelo. El público melillense, muy sabio como siempre, supo reconocer el buen hacer del de Bello Horizonte y lo despidió con una gran ovación. Seguramente también porque suponía un auténtico alivio.
Un minuto después, en el 83, Muni, en una magnífica intervención y a mano cambiada, evitó la igualada a desviar un potente y colocado disparo desde la frontal de Carrascosa.
El resto del tiempo que quedaba, más los cuatro minutos de prolongación que dio el árbitro, apenas se jugó. El Melilla, con la lección bien aprendida, trabó el partido y tan sólo una pequeña tangana en los instantes finales que supuso la expulsión por doble amonestación de Raúl García y la quinta amarilla para Mahanán, agrió el sabor de un triunfo con sabor a play-off.
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