Un melillense en cualquier día del año puede toparse por la calle con tres y cuatro infracciones cometidas por los conductores de los patinetes eléctricos, ahora llamados Vehículos de Movilidad Personal. Basta darse un paseo por el centro, por ejemplo, para comprobar numerosas sanciones: desde dos personas en el patinete hasta circulación en sentido contrario, meterse por donde hay vallas para coger un atajo, circular por las aceras o tener que apartarte para que no te atropellen en el Parque Hernández o en las calles peatonales, como Carlos Ramírez de Arellano.
Ésa es la realidad de los patinetes eléctricos en Melilla, conducidos en una inmensa mayoría por jóvenes y, en muchos casos, por menores de edad que, por supuesto, desconocen las normas de circulación y se pasan por las narices cualquier indicación. El Faro mismo ha sido testigo de cómo dos chicos en un patinete pasaban por delante de varios agentes locales apostados cerca del mercadillo de García Cabrelles sin que se inmutasen.
Y ahora resulta que es noticia que los locales hayan encontrado 21 infracciones en 9 días de campaña especial; o sea, que solo estaban para eso y únicamente encuentran 21 razones para sancionar. Lo normal es que, al menos en la zona centro, se puedan ver muchísimos más en ese período de tiempo. No sabemos dónde se habrá apostado la Policía Local para hacer esos controles aleatorios pero de lo que no se puede hablar, desde luego, es de demasiada efectividad en este caso concreto.
Los patinetes eléctricos son un peligro para los conductores de otros vehículos (coches, camiones, furgonetas, motos...) porque adelantan en momentos en que está prohibido o no circulan por la derecha, salen sin respetar stops ni ceda el paso, tampoco los semáforos. Conducir en Melilla sigue siendo una acción de riesgo y la violencia en el tráfico aumenta sin parar, en parte por estos chicos que se creen únicos en la carretera y que no atienden en modo alguno a las más mínimas reglas de seguridad.
Por eso resulta tan llamativo que en 9 días de control específico no haya más que 21 denuncias. No es que sean pocas, es que resulta irrisoria la cifra si tenemos en cuenta que la media es de algo más de dos denuncias diarias. Eso y nada, prácticamente lo mismo.
Sería muy necesario que la Policía Local se tomara esto de los patinetes eléctricos con muchísima más diligencia, no solo por los demás conductores que ocupan la calzada sino por ellos mismos, puesto que cualquier accidente con esos vehículos tan frágiles puede ser muy grave, sobre todo si tenemos en cuenta lo débil de las defensas que tienen frente a cualquier colisión.
Si en mayo va a entrar en vigor el reglamento elaborado por la Consejería de Seguridad Ciudadana, que establece sanciones de entre 100 y 500 euros en función de la gravedad de los incumplimientos de la norma, no sería nada desdeñable la idea de hacer una campaña en condiciones en los lugares donde más se observan las infracciones, al objeto de dejar claro desde el principio que ir en un patinete eléctrico no es una tontería y que les puede costar la vida.
Hay que pedir que no se adopten medidas más drásticas después de que ocurra una desgracia. Lo mejor es la prevención y ésta supone acciones ejemplarizantes para lanzar un contundente aviso a navegantes.
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