Categorías: Editorial

Sobran las armas

La asociación Marea Negra, que defiende los intereses de la seguridad privada en España, abrió ayer la caja de los truenos al proponer, en declaraciones a El Faro, que los vigilantes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla vayan armados.

La reacción de políticos y ONGs no se hizo esperar. El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, se mostró contrario a que los agentes de seguridad del CETI lleven pistolas para controlar a los refugiados acogidos en el centro.
De igual forma CpM y el diputado de la Izquierda Plural Ricardo Sixto rechazaron ayer la propuesta de Marea Negra por constituir un peligro para las familias con niños que residen en el CETI.
Según los últimos datos hechos públicos por la defensora del Pueblo, Soledad Becerril, en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla hay 1.700 personas, de las cuales, 500 son niños. Por eso, pidió que se priorizara la salida “urgente” de la ciudad de las familias de refugiados con menores a su cargo.
Como era de esperar, las ONGs, en este caso Prodein y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), pusieron el grito en el cielo ante la propuesta de armar a los vigilantes del CETI para evitar que vuelva a haber trabajadores heridos en las continuas reyertas que en el último mes se han registrado en el centro.
De hecho, un vigilante del CETI sigue de baja después de recibir un puñetazo que le dejó semiinsconsciente por impedir la entrada al comedor (que ya había cerrado) a un refugiado sirio de origen palestino, como publicó El Faro.
En éste, como en todos los problemas, hay que mirar los argumentos de las dos partes. Está claro que es insuficiente que haya 40 vigilantes (10 por turno) para controlar un CETI lleno hasta la bandera. Quizás la solución no sea armar a esos 40 agentes de seguridad sino ampliar la plantilla.
Sin embargo, la práctica ha demostrado que las autoridades entienden que el CETI tiene una capacidad infinita. Cuando creemos que ha tocado techo, su límite se estira bien sea con tiendas de campaña, bien con obras a la carrera.
Tenemos un problema por resolver. No con armas de fuego, obviamente, sino ampliando los recursos. Ya bastante hay con servir de ejemplo a Hungría con las concertinas de la valla.
Hacen falta más vigilantes en el CETI. De la misma forma que se necesitan más médicos y psicólogos. Si no hay dinero en Madrid, habrá que pedirlo en Bruselas. Pero no podemos armar a los vigilantes hasta los dientes.

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