El feminismo, la islamofobia, el patriarcado y otras fórmulas de dominación contra las mujeres son algunos de los aspectos que trata en profundidad la autora Sirin Aldbi Sibai en su ensayo ‘La cárcel del feminismo. Hacia un pensamiento islámico decolonial’ (Akal, 2017), que presentará mañana, a las 19:30 horas, en el Palacio de Exposiciones y Congresos (PEC), tras aceptar la invitación de la asociación Intercultura. La autora habló con El Faro sobre algunos puntos de su libro:
–¿Cuál es la cárcel del feminismo?
–El sistema global está ligado a una serie de discursos que adoptan marcos binarios y antiéticos (identidad/alteridad, desarrollados/subdesarrollados, normalidad/anormalidad, democráticos/retrógradas, moderados/radicales, Occidente/Otros) que generan toda una serie de jerarquías globales etno-raciales, lingüísticas, culturales, económicas y sexuales. Esto deriva en la producción genocida de “un solo sujeto” y “una sola voz”, que se corresponde con las del hombre blanco occidental. De ahí, los discursos feministas hegemónicos han funcionado históricamente como dispositivos del poder colonial silenciando otras formas de liberación y ejerciendo otras formas de opresión.
–¿El feminismo islámico es distinto al occidental?
–Si con feminismo islámico nos referimos a una corriente transnacional, que desde diversas perspectivas lucha por la igualdad de las mujeres partiendo desde el Corán, por supuesto que nos encontramos ante algo distinto. La cuestión es cómo entendemos, gestionamos, problematizamos y subalternizamos la diferencia estableciendo un modelo como norma única obligatoria.
–¿Qué relación existe entre religión y feminismo? ¿Qué papel tiene el Islam?
–El concepto “religión” hace referencia a una realidad particular y concreta como la cristiandad hegemónica euro-norteamericana, la cual se ha impuesto como término universal para invisibilizar, homogeneizar y dominar el resto de espiritualidades. De aquí, podemos entender que el feminismo como un movimiento de nacimiento occidental tiene una estrecha relación con la religión y con el proyecto de secularización occidentalocéntrico colonial. El Islam no es una religión, sino una forma de ser, estar, existir, conocer, sentir y vivir en el mundo, pero hay “problemas” de traducción intercultural derivados de la colonialidad, lo que imposibilita el conocimiento o acercamiento al Islam y a otras formas de espiriritualidad.
–¿Qué aporta la perspectiva decolonial al movimiento por la igualdad?
–La decolonialidad no es una opción, es la urgente necesidad del mundo frente a un sistema global que desde hace 500 años genera de manera estructural y sistémica genocidios, ecologicidios y feminicidios. La decolonialidad significa ser conscientes de todos los mecanismos macro y micropolíticos que se desprenden de dicho sistema y por lo tanto, dirigirnos hacia la posibilidad de una verdadera igualdad a todos los niveles.
–¿Qué representa la islamofobia?
–La islamofobia es el dispositivo de poder colonial que se alimenta particularmente de los discursos del género y el desarrollo que van a surgir después de la post-segunda guerra mundial, así como de las viejas estructuras de religión/secularización y tradición/modernidad y los viejos discursos orientalistas. Posteriormente se alimentará de los discursos de la lucha contra el terrorismo y la democratización. El objetivo es la subalternización e inferiorización del Islam y los musulmanes, su conversión en objetos coloniales con posibilidad de ser intervenidos, dominados y colonizados.
Existe realmente la liberación de las mujeres y
ésta debe basarse en el respeto y la heterogeneidad
–El hiyab, símbolo de discordia. ¿Qué consideraciones tiene al respecto?
–El debate no es el del hiyab, sobre el cual únicamente las mujeres musulmanas tendrían que tener legitimidad para opinar sobre el mismo, ni mucho menos el de su interpretación como “símbolo patriarcal” o como indicador de liberación, emancipación y reivindicación. El verdadero debate es el del racismo, el sexismo y la colonialidad intrínsecos a la civilización occidental que está poniendo en peligro la vida misma sobre el Planeta. Es esto lo que está en juego y lo que la islamofobia esconde y que se traduce al interior y al exterior de las fronteras europeas en políticas y prácticas opresoras diversas.
–¿Existe realmente una liberación de las mujeres?
–Sí, existe realmente la liberación y ésta debe pasar por trayectorias antirracistas, anticoloniales, antiimperialistas, antisexistas, antipatriarcales, anti-ecologicidas y basarse en el respeto y la confirmación de la heterogeneidad intrínseca al mundo.
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