Sin su casa, se quedan sin esperanzas

Fatima Ahaouary y sus tres hijos serán desahuciados en unos días y no tienen dónde ir. Hace cuatro años Fatima Ahaouary tomó una decisión. La noche se acercaba y no tenía dónde dormir con sus tres niños. Regresó al barrio en el que había vivido  durante seis años para ver si encontraba la ayuda de algún vecino que les dejara un rincón en el que poder recostarse. Pero en lugar de hacer eso, vio que una de las casas cercanas a la que fue la suya tenía la puerta abierta. Llevaba abandonada más de 15 años, así que decidió que era un buen lugar donde refugiarse por lo menos para esa noche. Al día siguiente seguía sin encontrar otro sitio en el que vivir con sus hijos, así que con la ayuda de algunos vecinos fue arreglando esta casa abandonada.  
Afirma que los techos, las paredes y el suelo estaban caídos. Trabajando en los Planes de Empleo y haciendo cursos ha conseguido reunir el dinero suficiente como para reformar poco a poco la casa. Pero en mayo de 2013 recibió una mala noticia. Le llegó una carta del juzgado en la que se le citaba para un juicio por impago de alquiler. En unos días la van a desahuciar. Sus tres hijos de 9, 13 y 15 años y ella estarán de nuevo en la calle. Sin su casa pierde todas las esperanzas de ofrecerles a sus niños una vida mejor.
Fatima sabe que hizo mal al entrar en esa casa, pero creyó que al estar abandonada durante tantos años sería una de esas que nadie reclama. Nunca llegó a pagar un alquiler. De hecho no sabía que tuviera dueño, pues si alguien le hubiera avisado, habría hablado con esta persona para pedirle que le alquilara esta casa, afirma.
Está desesperada porque no desean abandonar este hogar que poco a poco ha ido construyendo con sus hijos. Aunque es consciente de que no puede hacer nada para evitar que en unos días la Policía la desaloje de estas cuatro paredes. Por eso pide ayuda a los melillenses. Necesita un lugar en el que poder estar con sus niños y seguir luchando para sacarles adelante.

Ayudas sociales
Hace dos años que no trabaja y por eso recibe una aportación de unos 400 euros que le ayuda a pagar los gastos que tiene su pequeña familia. También cuenta con la ayuda del Comedor Social San Francisco. Todos los días recoge allí la comida con la que sobreviven los cuatro. Asegura que es una luchadora y que busca un trabajo con el que mantener a sus hijos.
Ha llevado su caso a Servicios Sociales y le han prometido que si se queda en la calle puede ir al albergue. Sin embargo, sus hijos no quieren volver a este centro. Hace cuatro años estuvieron allí viviendo durante dos meses y no quieren estar en una habitación. Desean tener un hogar como el resto de sus amigos. Quieren quedarse en el barrio para poder seguir con las clases en el colegio España. Es lo que le han pedido a los Reyes Magos. Y ésta es la esperanza de Fatima, que aparezca Melchor, Gaspar o Baltasar y con su magia consigan que les ofrezcan un lugar dónde vivir.
Ha presentado a varias consejerías de la Ciudad su petición de ayuda, así como a Emvismesa, aunque cree que la aportación que le puede brindar el Gobierno local llegará demasiado tarde, cuando ya les hayan echado de su hogar.
En esta casa invirtió el dinero que obtuvo de la venta de sus joyas y una indemnización que recibió su hijo de 15 años por un accidente que sufrió. Calcula, porque guarda las facturas de los arreglos, que invirtió en la casa unos 14.000 euros. Ahora esta vivienda pertenece a otra persona que la ha comprado de forma legal y por eso van a ser desahuciados. No desea recuperar su dinero, sólo quiere un techo donde cuidar de sus hijos.