Editorial

Órdenes precisas

El Ministerio del Interior presentó ayer el balance de la lucha contra la inmigración irregular correspondiente al año pasado, que apunta a que en el ejercicio anterior aumentó la llegada de inmigrantes a Melilla pese a que bajaron considerablemente los saltos a la valla. Dicho de otro modo, entraron más inmigrantes por la frontera que por la alambrada.

Ya lo sabíamos. En 2015 arribaron a la ciudad 7.164 refugiados sirios mientras que en Ceuta se contabilizaron sólo 25 en igual fecha.

En total, el año pasado entraron por las dos ciudades autónomas 11.624 inmigrantes (7.189 sirios y 4.435 de otras nacionalidades). Esta cifra duplica los 5.566 inmigrantes que accedieron en 2005, durante la ‘crisis de las vallas’.

El informe del Ministerio del Interior, que en general muestra un incremento la inmigración en nuestro país en el ejercicio 2015 comparado con 2014, llega casi una semana después de que Marruecos presentara el suyo.

El pasado 9 de este mes, el secretario general del Ministerio de Interior marroquí, Nureddin

, aseguró en Rabat que su país había impedido 190 asaltos masivos a las vallas de Melilla y Ceuta en los últimos tres años tras establecer “una estrategia policial ambiciosa para intensificar los controles marítimos y en los bosques” (entiéndase en el Gurugú).

Según el departamento del ministro en funciones de Interior, Jorge Fernández Díaz, los asaltos a las alambradas de las dos ciudades autónomas cayeron un 67,8% en 2015 y las entradas por esta vía, un 78%. Los picos de mayores incidentes en las alambradas de ambas autonomías se dieron sobre todo en los meses de marzo y mayo.

El balance de Interior no agradece expresamente a Marruecos los servicios prestados aunque habla de “la colaboración consolidada con los principales países de origen y tránsito de la inmigración irregular”.

Literalmente el informe adjudica al departamento de Fernández Díaz y “ a su modelo de gestión” el hecho de que las cifras no sólo no se disparen sino que se mantengan. Eso sin negar lo que es una realidad: que persiste una fuerte presión migratoria hacia España desde África.

También reconoce “la tarea diaria de la Policía y de la Guardia Civil” y admite que el número de inmigrantes llegados en pateras a las costas españolas es “significativamente superior” a las producidas en el Mediterráneo Central y Occidental con más de un millón de llegadas.

Discrepa en este punto la eurodiputada Beatriz Becerra, que considera que en las fronteras de Melilla y Ceuta se trabaja “sin órdenes precisas”.

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