Este jueves ha tenido lugar en Marruecos una reunión bilateral entre autoridades españolas y marroquíes para ultimar detalles sobre la Operación Paso del Estrecho (OPE). Del comunicado conjunto que han hecho público tanto el Ministerio del Interior español como como la Dirección de Migración y Vigilancia de Fronteras del país vecino no se puede intuir que hayan hablado de reabrir los puestos fronterizos de Melilla y Ceuta.
Por primera vez en mucho tiempo, Marruecos ha respetado los tiempos y ha publicado el comunicado más tarde que España, pero sin salirse ni un milímetro del guion acordado. Tal parece que el ruido del Pegasus les ha bajado los humos. En cualquier caso, por primera vez, en mucho tiempo, no desentona la frase hecha y compartida por ambas partes de que "la OPE es un ejemplo de la buena coordinación entre países vecinos".
De esa reunión en Rabat lo único nuevo que tenemos es que en lugar de los cerca de 15.000 agentes españoles que iban a custodiar la mayor operación de tráfico por carreteras en Europa, ahora serán casi 16.000. O sea, por motivos que no se han explicado, sube el número de efectivos policiales y de la Guardia Civil involucrados en la OPE, precisamente cuando el Sindicato Unificado de Policía de Melilla ha hecho público un escrito en el que reclama información sobre la anulación de vacaciones a los agentes destinados en frontera, al parecer justificado por necesidades del servicio.
A juzgar por lo que sabemos, lo de este jueves en Rabat ha sido más bien un acercamiento porque el comunicado conjunto dice que los flecos que quedan se "cerrarán en las próximas semanas", sin precisar más detalles. Eso significa que se seguirán haciendo ajustes al Plan Especial de Protección Civil en las cinco semanas y pico que quedan hasta que el miércoles 15 de junio empiece oficialmente la Operación Paso del Estrecho.
Las delegaciones de España y Marruecos han dejado claro que, de momento, que lo que más les preocupa son los controles de salud pública derivados de la pandemia del coronavirus.
Otro dato interesante es que el encuentro de la OPE forma parte "de la hoja de ruta" que marcaron Sánchez y Mohamed VI durante su cita del 7 de abril en Rabat. Cabría, por tanto, preguntarse si en esa hoja de ruta entraban también las prisas (marroquíes) por retomar los tráficos de pasajeros y mercancías por tierra, agua y aire.
En esencia, en la reunión de Rabat se habló de los operativos que se van a montar en cada país y se ha dicho que serán similares a los de la OPE de 2019. O sea, se esperan 3 millones de pasajeros y unos 700.000 vehículos. También se abordó la necesidad de intercambiar información sobre ocupación, ventas de billetes, picos de mayor afluencia... pero de la frontera no ha trascendido nada.
Este viernes las delegaciones de ambos países volverán a reunirse para hablar de migraciones. Cambian los representantes españoles, pero Marruecos mantiene como interlocutor al jefe de Fronteras. Esta vez viaja, por la parte española Jesús Javier Perea, secretario de Estado de Migraciones y un hombre que ha estado muy vinculado a la Presidencia del Gobierno ya que fue asesor de Gabinete del Presidente entre 2018 y 2020, en la unidad de discurso de la Presidencia.
Prácticamente desde el inicio de la pandemia ha estado al frente del Departamento de Información Autonómica de la Secretaría de Estado de Comunicación de la Presidencia del Gobierno.
En la cita que tiene hoy, lo normal es que hable de los flujos migratorios y ojalá se toque el tema de qué hará Marruecos cuando la bolsa de subsaharianos que esperan entrar en Europa supere su capacidad de contención. Podríamos estar refiriéndonos a una situación similar a lo que ocurrió el pasado 2 de marzo en Melilla cuando 2.000 inmigrantes saltaron la valla y entraron en la ciudad.
No podemos olvidar que, de momento, España no ha hecho nada por taponar las grietas que la sentencia de la libre circulación de los solicitantes de asilo ha abierto en el sistema de Protección Internacional en Melilla, facilitando la entrada en la península de migrantes económicos que se aprovechan de las debilidades del sistema para conseguir su objetivo de llegar a la península en busca de más y mejores oportunidades para buscarse la vida.
Mientras ese problema no se solucione, difícilmente se podrá normalizar el tráfico fronterizo de marroquíes. Puede que desde Melilla se pueda salir a Marruecos, pero será difícil que los vecinos de Nador puedan entrar en las condiciones actuales de vulnerabilidad de nuestro sistema. Eso si es que la crisis del Pegasus no acaba con todas nuestras expectativas.
Estaba previsto que ese problema con el sistema de protección internacional se solucionara en abril con una reforma del trámite de asilo que exige la cooperación de Marruecos para que éste acepte de vuelta a quienes se les deniegue en 10 días la solicitud, pero no hay indicios ni declaraciones que lleven a pensar que se está avanzando en esa dirección. Aunque tal y como se están desarrollando los acontecimientos, no nos extrañaría que las decisiones se tomen de un día para otro y sin aviso previo.
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