Editorial

Sin indulgencia

  • La propuesta busca que arrollar a un pelotón de ciclistas o a un grupo de peatones no se salde sólo con los cuatro años de cárcel actuales, sino con nueve

El PP anunció ayer que endurecerá las penas por atropellos de ciclistas y peatones ante la evidencia de que las actuales condenas no disuaden a los conductores irresponsables de pisar el acelerador, con o sin alcohol en sangre, y llevarse por delante una vida en la carretera. Este año hemos enterrado a 21 ciclistas: uno de ellos, Carlos Huelin, en Melilla.

Los informes del Centro de Estudios de Seguridad Vial, que maneja la Dirección General de Tráfico, demuestran que la mitad de los españoles al volante (51%) no respeta la distancia de metro y medio que hay que dejar al adelantar a una persona en bicicleta. Y más preocupante aún es que cuatro de cada diez conductores (41%) admite que invade el carril bici.

Por eso ayer el Partido Popular presentó una proposición de Ley para modificar el Código Penal, de  manera que quede meridianamente claro qué se entiende en España por imprudencias graves y muy graves al volante.

Aunque el común de los mortales es evidente que conducir tras drogarse o beber alcohol es un hecho grave, ha tenido que ser el PP quien proponga ahora introducir una modificación que ponga negro sobre blanco que en efecto lo es.

La propuesta popular busca que arrollar a un pelotón de ciclistas o a un grupo de peatones no se salde con la pena máxima de cuatro años de cárcel que actualmente se aplica sino con nueve.

También se introducirá el delito de abandono del lugar del accidente cuando previsiblemente hay víctimas graves o muy graves.

Huir después de atropellar a un ciclista o a un peatón y dejarlo herido en el suelo se pagará con condenas de hasta cuatro años de privación de libertad.

Clama al cielo que hayan tenido que morir 21 ciclistas en medio año para que un partido político dé el paso al frente y proponga endurecer las penas de cárcel a los conductores imprudentes.

En Melilla todos asistimos en marzo pasado al dolor de una familia destrozada por una imprudencia al volante que, sin duda alguna, pudo haberse evitado.

La realidad siempre va por delante de las leyes, pero mejor tarde, que nunca. La modificación del Código Penal que propone el Partido Popular es necesaria y llega en un momento en que las estadísticas nos piden a gritos que no seamos indulgentes con los conductores imprudentes.

En más de una ocasión hemos preguntado a profesores de autoescuelas de Melilla hasta qué punto se sienten responsables de lo mal que se conduce en la ciudad y siempre responden lo mismo: los exámenes son los mismos aquí que en Madrid. Los textos que se estudian en la ciudad son los mismos. Lo único que varía es que en la capital hay mano dura con los infractores.

No es la primera vez que pedimos desde este periódico la implantación de multas que disuadan a los conductores de dar un ‘rule’ por Melilla atravesando la calle principal del Tesorillo o la avenida Reyes Católicos como si no hubiera un mañana. A veces no lo hay.

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