El Club Melilla Baloncesto cosechó una nueva derrota fuera de la pista de juego del pabellón Javier Imbroda frente al Planasa Navarra por 72-67, en un partido donde los melillenses hicieron méritos para traerse la victoria pero unos malos últimos dos minutos de partido fueron clave para que la misma se quedara en tierras pamplonesas.
Los de Alejandro Alcoba mantuvieron opciones hasta el final pero terminaron sucumbiendo en Pamplona ante un completo Planasa que aprovechó a la perfección sus oportunidades en momentos claves de este encuentro disputado en el pabellón Anaitasuna.
Melilla sigue sin saber lo que es ganar a domicilio. Anoche cosechó su séptima derrota consecutiva lejos del Javier Imbroda en un partido en el que mandó prácticamente siempre y en el que mantuvo opciones hasta el final, pero en el que se vieron superados por el acierto local en el último cuarto.
El primer parcial estuvo marcado por la igualdad, si bien, la escuadra azulina estuvo desde la primera canasta al frente en el electrónico. Fue un cuarto de intermitencias en el juego con fases eléctricas de posesiones cortas por parte de los dos equipos, con ataques más estáticos en el que los de Alejandro Alcoba marcaron las primeras diferencias a favor. Devin Wright y Adrián Laso fueron los motores del equipo en los compases iniciales. Tal vez previendo un final ajustado, el técnico melillense movió mucho el banquillo durante todo el partido.
Todo lo que tuvo de intenso el primer parcial, que terminó en empate a 19, desapareció en el segundo. Las imprecisiones se apoderaron de los dos equipos, como refleja el escaso tanteo al final. Enric Garrido parecía ser el único entonado. Cuatro minutos necesitó el quinteto azulino para hacer un 0-6 de parcial.
Cuatro minutos sin anotar por parte de Planasa Navarra para dar paso a otros cuatro minutos sin oler el aro por parte del Club Baloncesto Melilla, lo que ocasionó que los navarros se pusieran a falta de un minuto y medio para el final del cuarto por primera vez por delante en el marcador con el 29-27 y con un parcial en contra de 8-0. Un cúmulo de despropósitos que sólo maquillaron Wright con canasta tras rebote ofensivo y Joan Tomás con un lanzamiento desde la línea de 6,75 metros sobre la bocina del descanso para recuperar el mando en el tanteador (31-32).
El paso por vestuarios sentó bien a los dos equipos, que salieron mucho más intensos y conscientes de que todo estaba por decidir. Intensidad toda, pero puntería poca. Las defensas estaban siendo muy superiores a los ataques y a ambos les estaba costando encontrar posiciones de tiro cómodas. Fue casi al final del parcial cuando Melilla cambió a una defensa en zona que se le atragantó a los navarros, que hasta entonces mandaban en el marcador. 9 de los 16 puntos del parcial los hizo Melilla en esos dos últimos minutos para irse arriba en el marcador (44-48).
Así, con todo por decidir se entró en el último cuarto. Y todos los triples que no habían entrado antes encontraron aro. Almazán, Bravo y Garrido anotaron desde fuera después de una primera canasta de Wright, pero no era suficiente para despegarse de los locales, que con unos entonados Servera y García seguían metidos en el partido. A falta de poco menos de dos minutos el marcador reflejaba un empate a 61, pero un triple de Servera, y un mate de Bordignon en un despiste defensivo, llevaron a los navarros a su máxima ventaja a falta de 51 segundos (66-51). Y aunque Melilla lo intentó, anoche no había lugar para la heroica. Garrido anotó dos veces de tres para recortar diferencias, pero en el carrusel de faltas y tiros libres, Navarra se mostró seguro para cerrar el encuentro. A pesar de este resultados, los pupilos dirigidos por Alejandro Alcoba mostraron una buena imagen ante un conjunto que se acostó ayer, a falta de disputarse los demás encuentros como líder de la Liga LEB Oro.