La Delegación del Gobierno informó en un comunicado de que la “tremenda presión” de porteadores en Beni Enzar obligó a que la Policía Nacional necesitase de refuerzos para poder separar a las personas que pretendían salir de la ciudad con “alguna pequeña bolsa en régimen de viajeros” de aquellas que se dedican a porteo, una actividad que ya no está permitida en ese puesto fronterizo, sino que se ha reservado exclusivamente para los de Farhana -tanto a pie como en vehículos- y Barrio Chino - sólo para peatones-.
Precisamente en este último, ayer se registraron varios cierres. Según Delegación, hubo uno sobre las 14:30 horas “por desórdenes y aglomeraciones. Reabierto unas tres horas más tarde, fue clausurado al poco rato por las mismas causas que causaron el primero de los cierres.
Delegación ha insistido en diversas ocasiones que el paso de Beni Enzar ya no se dedica al porteo, pero muchas personas hacen caso omiso a esta norma. Ello conlleva que se produzcan aglomeraciones y que las fuerzas de seguridad deban intervenir para diferenciar a quienes pretenden pasar en régimen de viajeros de quienes infringen la norma y quieren transportar mercancías, en lugar de hacerlo por los pasos habilitados.
En Barrio Chino, las aglomeraciones, según han explicado en otras ocasiones los sindicatos de la Policía Nacional, se originan en gran medida por la “inacción” de las fuerzas de seguridad marroquíes, lo que acaba provocando enormes acumulaciones de porteadores que obligan a las autoridades españolas a cierres técnicos para evitar el riesgo de avalanchas.
Es cierto que Policía Nacional y Guardia Civil no disponen de efectivos suficientes en frontera y necesitan pronto recibir refuerzos. Pero también lo es que el Gobierno español no está recibiendo por parte del marroquí la colaboración que necesita para garantizar un tránsito ordenado entre los dos países. Así, los problemas de la frontera parecen una historia sin fin, para la que nada hace vislumbrar una solución.