Sin cambios para Melilla con el BarMar

El cambio acordado entre España, Francia y Portugal desde el MidCat previsto (una tubería que iba a conectar España y Francia para transportar gas a Europa) y lo que finalmente será el BarMar (un tubo submarino que transportará hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella) no altera el status-quo de España ni de Melilla, según coinciden los expertos.

Así lo cree el director del Observatorio de Ceuta y Melilla, Carlos Echeverría, para quien, en relación a la ciudad autónoma, no hay “cambio estratégico ni nada”. En su opinión, dentro de esta “competición” entre estados, tanto Melilla como Ceuta deben “seguir a lo suyo: consolidándose en lo económico, en lo político y en lo medioambiental”. Para Echeverría, con vistas al futuro, es “un buen proyecto y una buena noticia”, que “no sustituye, sino que refuerza” el anterior plan en aras de la transición energética.

De forma similar se expresa el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Pablo Blesa, para quien se fortalece “el rol de España” con el añadido del hidrógeno verde, una energía “con un enorme potencial en el futuro y completamente limpia”, lo que aumenta su valor tanto económico como ecológico respecto al gas, que era una enegía de transición.

Por lo tanto, el proyecto del BarMar, a su parecer, no afecta a lo que ya estaba previsto en general ni en lo que respecta a Melilla en particular y, en realidad, la más beneficiada es Cataluña, que consigue la conexión energética con Francia y el resto de Europa.

En este sentido, conviene recordar que el proyecto nace inicialmente con el objetivo de transportar gas y sólo más tarde, cuando la energía solar, la eólica y el hidrógeno estén totalmente asentadas, la tubería será utilizada para transferir esta energía. El hecho de que, en un principio, se vaya a transportar gas parece ser el motivo de que la conexión se produzca entre esas dos ciudades, a su modo de ver, dado que, en primer lugar, en que Barcelona posee la mayor central regasificadora de España, con un 45 por ciento aproximadamente del total nacional, y, a continuación, de las dos empresas francesas que comercializan gas es la que se encuentra en Marsella la que lo distribuye hacia Austria, Bélgica y Alemania.

Vencer la resistencia francesa

Es también importante destacar que la nueva infraestructura, al ir por debajo del mar, no va a dañar el ecosistema como si atravesase los Pirineos, lo que ha reducido las reticencias del presidente francés, Emmanuel Macron. Éste se vio también presionado por la estrategia empleada por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien deslizó que, si no se podía establecer la conexión con Francia, se haría con Italia, aun cuando esta tubería habría sido el doble de larga y, por ende, de cara.

Por todo ello, el profesor murciano cree que “la conexión es buena y no tiene un impacto negativo ni tampoco especialmente positivo sobre los flujos de gas que ya entran en España por mar y por las tuberías con el norte de África”. Igualmente, añade, el cambio del MidCat por el BarMar ha servido para “sortear y ablandar la posición francesa, que era frontalmente contraria, así como para posponer un poquito el proyecto en el tiempo y hacerlo en la línea de las energías verdes, dentro de las cuales el hidrógeno verde va a desempeñar un papel importante y España, un papel fundamental en esos mercados”.

Además, como deja caer Echeverría, puede resultar que el BarMar no se convierta en un sustituto del MidCat, en el que era parte importante Argelia, cuyas relaciones España tiene que “recuperar” y que es un país con una posición “que nadie le puede quitar” en lo que se refiere a continuar siendo un abastecedor fundamental de gas natural, al tiempo que puede serlo también, en su opinión -al igual que España y Marruecos- de electricidad producida por energía solar.

En cualquier caso, cuando se restablezcan las relaciones con Argelia, Melilla, según Blesa, tendrá “un mayor caudal, tráfico y negocio que debe de generarse en ese polo que constituye el sur del continente europeo con dos países fundamentales, tanto para Europa como para España”, como son Marruecos, “por su relación comercial especial”, y Argelia, “por su capacidad energética”.

Desarrollo económico en la zona

Blesa considera que es “en este “entorno económico energético virtuoso” donde Melilla y Ceuta pueden “beneficiarse enormemente”, dado el “gran desarrollo económico” que se generará en la zona.

Como apuntó recientemente el alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior y la Seguridad, Josep Borrell, en una entrevista concedida a TVE, de Rusia está llegando solo el 20 por ciento de la capacidad normal de transporte, o, lo que es lo mismo, Rusia ha disminuido en un 80 por ciento el gas que vende a Europa. Si se toma este dato como referencia, y vista la ubicación de Melilla como un cruce de caminos, en uno de los vértices del triángulo que formarían Marruecos, Argelia y la Península Ibérica, se percibe la importancia que puede cobrar la ciudad autónoma si sabe jugar sus cartas.

No obstante, aún quedan muchos puntos que aclarar, tales como los tiempos -que podrían rondar entre los cinco y los siete años- y la financiación -pues está por ver la parte que aporta la Unión Europea (UE) y cuánto tienen que poner por cabeza España, Francia y Portugal-.

La cita que se ha fijado para seguir avanzando en el desarrollo del plan conjunto entre estos tres países es la cumbre del Euromed -de los nueve países de la UE que dan al mar Mediterráneo-, que se celebrará en Alicante los próximos días 8 y 9 de diciembre. Allí están citados Sánchez, Macron y el presidente portugués, Antonio Costa.

Cómo el BarMar venció las iniciales reticencias francesas

Francia aseguraba que la infraestructura prevista inicialmente tardaría mucho en construirse -aunque el BarMar posiblemente tarde más que el MidCat- y que el proyecto iba en contra de la política europea, que pretende eliminar totalmente los combustibles fósiles para el año 2050. París también dudaba de su validez para transportar hidrógeno verde, algo que sí hará sin problemas el BarMar.

Estos eran los argumentos oficiales que lanzaban desde los Campos Elíseos. Pero fuentes del sector energético aseguraban que la creación del MidCat supondría una competencia energética para Francia, país con numerosas centrales energéticas, cuya energía exporta a Alemania e Italia, dos de los países más afectados por la crisis.

A Bruselas le interesaba un proyecto de este tipo porque supone crear un mercado único energético para la Unión Europea. Sin intercambios entre los países miembros, cada uno de los estados funciona de forma independiente en materia energética.

El BarMar será el proyecto que toda Europa quiere. O, al menos, las partes implicadas. Fuentes francesas citadas por El País aseguran haber logrado su objetivo: dejar atrás el gasoducto que atravesaría los Pirineos y construir una alternativa verde. Así, con el BarMar, se ha salvado el obstáculo francés.

En este sentido, fuentes del Ejecutivo español aseguran que el BarMar será un proyecto europeo mejor que el MidCat. A costa de ello, el corredor marítimo no facilitará a España que pueda aprovechar su capacidad de regasificación (el 30% del total europeo) para enviar el gas que le sobra a otros países que lo necesitan, como Alemania.