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Silencio y devoción dan la bienvenida al Cristo de la Paz en su encuentro con Melilla

El Cristo de la Paz pisó la calle antes de las ocho de la tarde. El día estaba tranquilo y el cielo despejado. En el ambiente se respiraba más que ningún otro día el fervor cofrade de uno de las jornadas grandes de la Semana Santa de Melilla.

En la plaza Menéndez Pelayo decenas de melillenses esperaban la salida del Cristo. Se abrieron las puertas del portón lateral del Sagrado Corazón y apareció, crucificado, con el rostro impregnado por el sufrimiento, portado por decenas de hombres, que llevaban en la cara el respeto hacia el dolor del Salvador. Los portadores lo llevaron hasta la plaza, donde esperaron impacientes a que el reloj marcara las 20:30 horas para iniciar el recorrido oficial.
El primer Cristo crucificado que sale a la calle en la semana de Pasión melillense despertó la admiración del público. Más de un centenar de hombres llevaban sobres sus hombros el peso del dolor del Cristo de la Paz. Minutos antes de salir, en el interior de la iglesia todo eran nervios e ilusión. En cuanto se abrieron las puertas, el semblante cambió, para mostrar la seriedad que merecía el momento. El silencio, sólo roto por los aplausos y las marchas de la banda, imperaba en las calles del centro de Melilla.
Antes de la salida, los cofrades escucharon el rezo del director espiritual de la hermandad, el vicario episcopal, Roberto Rojo. Tras la oración, el capataz de trono dio la orden, sonó la campana y elevaron el trono. La Banda Municipal comenzó a tocar las marchas que guiaron a los hombres de trono por las calles del centro de la ciudad.
Pequeños y mayores siguieron la procesión, la acompañaron a hasta su llegada a la Avenida Juan Carlos I, por donde pasó la primera, minutos antes de que el Cautivo y el Flagelado hicieran lo propio, en su paso por la carrera oficial. Los nazarenos con túnicas rojas y capirote blanco precedían el trono del Cristo, que iba sobre un manto de flores rojas, como es habitual.
La cofradía que protagonizó el renacimiento de la Semana Santa melillense en los años ochenta volvió a recibir anoche el cariño de su ciudad, que la acompañó en su corto recorrido por las calles del centro. Desde la salida hasta el regreso al Sagrado Corazón los ciudadanos animaron a los costaleros, les dieron fuerza con sus aplausos, su ánimo, su admiración.
Pasadas las diez de la noche, el Cristo de la Paz ya descansaba en la parroquia y los cofrades comenzaban a pensar en la procesión de hoy y a ultimar todos los detalles. La cuenta atrás de la semana de Pasión melillense ya ha empezado. El deseo de todos, completar las estaciones de penitencia que aún quedan por celebrarse y pensar ya en la organización de la Semana Santa del del año 2015.

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