El partido disputado ayer en Álvarez Claro entre la UD Melilla y el Atlético Sanluqueño no pasará a la historia por el juego desplegado por ninguno de los dos equipos. Los azulinos tuvieron un arranque ilusionante pero conforme avanzó el choque el juego fue a menos y, por momentos, el sopor se acomodó en las despobladas gradas del vetusto Municipal.
El reparto de puntos puede considerarse más que justo a tenor de lo expuesto por unos y otros, en un duelo que evidenció la igualdad existente en el Grupo y que tuvo como nota positiva el debut en Segunda División B del joven melillense Mohan que sustituyó a Luis Domenech en el minuto 79, cumpliendo a la perfección a la hora de equilibrar un centro del campo que se había venido abajo durante gran parte de la segunda mitad.
En el bagaje positivo habría que acumular, a las recuperaciones de Sergio Sánchez y Carlos David, la recuperación para la causa de Quique de la Mota cuya aportación ofensiva vendrá más que bien al conjunto unionista. Además de faltar una semana menos para el regreso del sancionado Mahanán y, sobre todo, para que Fausto Tienza vuelva a aportar su fortaleza y empuje en la medular del equipo que dirige Juan Moya.
El partido tuvo un inicio espectacular por parte de los locales que contó con la presencia en el once titular de Quique de la Mota. Los azulinos no se dejaron sorprender por la presión adelantada que ejercían los de Pedro Buenaventura y manejaban con soltura la situación con un juego rápido y con continuos cambios de orientación.
Así, antes de cumplirse el minuto cinco de juego, el Melilla dispuso de dos oportunidades claras para tomar ventaja en el marcador. Una gran jugada de los anfitriones con una sucesión de pases al primer toque, pared incluida entre Jairo y Velasco, acabó con una magnífica asistencia del malagueño sobre Chota que no estuvo fino en la finalización y disparó por encima del larguero cuando la grada ya cantaba el gol. Tan sólo un minuto después Luis Domenech, algo escorado, se hizo con un balón dentro del área visitante pero su disparo se marchó muy cerca del palo derecho del portal defendido por el espigado Savu.
El Sanluqueño fue sacudiéndose poco a poco el acoso local para disponer de varias aproximaciones al área azulina, gozando de varios saques de esquinas a los que no supo sacar provecho.
El juego trabado y espeso por parte y parte se instaló en la zona ancha, donde el contacto y las pérdidas de balones eran continuos. Los ribereños se encontraron más cómodos en esa tesitura ya que todos los rechaces eran para ellos, demostrando ser superiores al Melilla a la hora de dominar las segundas jugadas.
Al filo de la media hora de juego, el verdiblanco Kike a punto estuvo de remachar un balón suelto en el área local y a renglón seguido mandó a las nubes un libre directo señalado al borde del área.
El Sanluqueño dispuso de una ocasión inmejorable para adelantarse en el marcador en la siguiente acción. Corría el minuto 32 cuando Kike, desde la banda izquierda, envió un centro medido al punto de penalti y Espinar, totalmente solo tras un desajuste defensivo de los centrales, disparó fuera cuando lo más fácil era colocarla entre los tres palos.
Ya no ocurriría nada reseñable hasta el último minuto del primer tiempo cuando Chota no llegó a conectar dentro del área de meta un centro raso de Andrés Sánchez desde la línea de fondo y el murciano Nicolás Espejo indicó el camino de los vestuarios.
El segundo tiempo fue malo de solemnidad. Quizá por el fuerte calor y la humedad, como manifestó posteriormente Buenaventura; o por el miedo a perder, la lentitud predominó en el juego y el acto se hizo eterno, dando la impresión de que aunque el partido se prolongara durante horas ninguno de los dos equipos iba a ser capaz de marcar un gol.
Juan Moya dejó en la caseta a Aranda y retrasó la posición de Velasco, que había sido uno de los jugadores más activos en la primera mitad, para que César Díaz se posicionara en banda derecha pero el cambio no surtió efecto.
Un libre indirecto de Andrés Sanchez a pie cambiado que no encontró rematador y otro directo de Fernando Velasco desde la banda contraria que se marchó rozando el palo derecho de Savu, fueron las únicas acciones de cierto peligro por parte de los azulinos que abusaron en exceso del bombeo de balones al área que facilitaron la labor defensiva de la zaga visitante en las que todos rayaron casi a la perfección, destacando el veterano Romerito que supo lucir sus galones.
Los andaluces se hicieron acreedores de la pelota pero demostraron también sus limitaciones. Abel Luque entraba por la derecha como y cuando quería pero, afortunadamente para el Melilla, su mecanismo a la hora de centrar no estaba ajustado y la mayoría de ellos se marchaban fuera o muy pasados.
El técnico local vio la necesidad de equilibrar un centro del campo que se había perdido y optó por hacer debutar a Mohan que realizó un buen trabajo y supuso el hecho positivo de una jornada en la que el Melilla encadenó su cuarto partido sin ganar y cosechó el tercer empate del campeonato.
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