Nuestro objetivo en este artículo no es más que estudiar el significado íntimo del ayuno. Sin embargo, en primer lugar, vamos a estudiar algunos puntos importantes. ¿Qué sabiduría intrínseca subyace al abstenerse durante el día de la ingesta de líquidos y alimentos, que son necesidades naturales, debido al ayuno? ¿No es perjudicial para la salud ayunar puesto que nos impide tomar las calorías y los nutrientes suficientes?
Ayunar, absteniéndose de comer y beber, desde el punto de vista islámico no es perjudicial para la salud. Como todos los órganos, el sistema digestivo necesita descansar y el ayuno es la respuesta a esa necesidad. Pero el verdadero objetivo del ayuno no son tales beneficios médicos. El ser humano es la gran obra de Dios. Es una unión de elementos contradictorios, el cuerpo (lado material) y el alma (lado espiritual). La felicidad del hombre depende del equilibrio entre ambos elementos. Como nuestro lado material y mundano es más concreto y dominante, siempre tiende a ensombrecer y dominar nuestros poderes espirituales. Si esa tendencia continúa influyendo durante mucho tiempo, impide la maduración del alma humana. Para poder someter al cuerpo ante el alma, hay que limitar el poder del cuerpo y fortalecer el alma. El hambre, la sed y la limitación de los deseos sexuales además de controlar nuestra lengua, nuestro corazón y nuestra mente son muy eficaces para alcanzar dicho objetivo. Esto es un hecho ampliamente comprobado por la experiencia. Una de las señales de la madurez de una persona es la sumisión de la naturaleza animal a la mente y el alma. La naturaleza humana es indócil, a veces se excede y a veces es afable. Para calmarla se necesita una práctica tan dura como «el ayuno». Si pide perdón después de cometer un pecado e intenta borrarlo ayunando, esto hace que su voluntad sea firme, purifica su alma y le consuela. Abstenerse de la comida, el agua y las relaciones sexuales es una característica de los ángeles. Aquel que ayuna se asemeja a los ángeles y lo más importante, lo acerca más a Dios por lo que hace, es decir, ayuna porque es un decreto de Dios. Así, alcanza la complacencia de Dios que es el último objetivo de los fieles.
Hay algunas normas que hay que cumplir para lograr el objetivo del ayuno. El ayuno es la acción de «permanecer lejos de los actos que lo rompen». Con un significado perfecto, el ayuno se realiza con la participación de todos los órganos ya que hemos de privar al estómago de comer y beber tanto como resguardarnos de la mentira, los insultos y hablar en vano. El ojo no tiene que mirar hacia lo ilícito y buscar los defectos de los demás. Los oídos no tienen que escuchar calumnias ni murmuraciones. Y lo más importante es que el corazón y la mente tienen que reflexionar sobre aquello que es bueno. Los eruditos espirituales dicen que mentir y murmurar acerca de alguien rompe el ayuno. El que no ayuna con todas las partes de su cuerpo, parece que así lo hace pero en realidad no puede alcanzar la profundidad del ayuno. Un hadiz del Profeta Muhammad menciona la misma verdad: «Mucha gente que ayuna no obtiene nada de su ayuno excepto hambre y sed». Aquel que ayuna con todo su cuerpo y alma será más cuidadoso y decente. Incluso, si alguien le injuria o le molesta, debe decirle: «Estoy ayunando», pues nuestro amado Profeta nos lo sugiere. Además, es uno de los motivos por los que disminuyen los problemas de orden público. Todos los actos religiosos pasan a ser meritorios después de ser adornados con la noble cualidad del Ijlas «sinceridad». El Ijlas significa hacer cualquier acto con una intención pura, solo por Dios. El ayuno es la verdadera muestra del ijlas. En un hadiz qudsi, Dios dice: «El ayuno tan sólo es por Mí, y Yo lo recompensaré». Por eso, los creyentes han de estar libres de todos aquellos actos que dañan su ijlas. No tienen que esperar alguna recompensa o un privilegio por ayunar, para que así no se menoscabe la dignidad de su veneración. Hemos mencionado antes que eruditos espirituales de profunda percepción inciden acerca de que no cumplir las reglas éticas daña el ayuno. Según ellos, el hadiz qudsi «El ayuno tan sólo es por Mí…» significa que «Dios es el Único Independiente de los demás, Quien no necesita nada ni a nadie; así pues, quien conduce la naturaleza interior, le será recompensado de un modo tal que ni los ojos lo han visto ni los oídos lo han oído». Existe otra interpretación de este hadiz qudsi: «El ayuno es un acto de veneración implícito y nadie tiene parte en éste así que Dios dice: ‘Yo lo recompensaré’». El ayuno consta de tres partes: El ayuno del alma significa abandonar las ambiciones desmedidas y tener sobriedad. El ayuno del intelecto no es más que permanecer en contra de los deseos del yo carnal. El ayuno del nafs es abstenerse de comer, beber y de lo ilícito. El hadiz que dice «El ayuno es un escudo» ha sido interpretado como una separación entre el hombre y todo lo demás excepto Dios.
Según el Shaikh Ibn al Qayyim (más conocido como el maestro de la purificación de los corazones) el ayuno es la mayor de las veneraciones: «Este es el ‘Buraq’, (animal que transportó al Profeta Muhammad desde la Meca a Jerusalén en una sola noche, donde dirigió la oración como Imam junto a las almas de los Profetas entre los que encontraban nuestro Señor Abraham, nuestro Señor Moisés y nuestro Señor Jesús, que la paz sea con todos ellos y posteriormente ascendió a los cielos ante la presencia de Su Señor Todopoderoso)” que lleva al hombre al Mi’ray (Mi’ray es la ascensión del Profeta Muhammad a los cielos), esta es la comparación que hace Ibn al Qayyim para demostrar a la comunidad musulmana la importancia espiritual que tiene el ayuno en el Islam (el ayuno es el Buraq que lleva al hombre al Mi’ray se interpreta como que el ayuno es la montura que lleva al hombre ante la presencia de Su Creador Alabado y Enaltecido sea en los cielos y en la tierra). Es el misterio del Corán y una lucha contra los deseos carnales. Es aquello que da fuerza frente al mal y hace madurar a los seres humanos. Proporciona la existencia a través la inexistencia».
En resumen, hay tres grados de ayuno: El ayuno de la gente común debe abstenerse de comer, beber y de tener relaciones sexuales desde antes del amanecer hasta el ocaso. El ayuno de los verdaderos sabios —Khawas— no es más que tomar bajo total control el resto del cuerpo además del ayuno de la gente común.
El ayuno de la «elite» de los sabios —Khawasul khawas, Arifin— consiste en privar al corazón de todo aquello que no sea Dios. Durante el ayuno el pueblo llano no colma su estómago con el alimento, los sabios se abstienen de toda clase de mal y contienen todos sus órganos, y la flor y nata de la Umma (Arifin) tan sólo llena sus corazones con Dios. Este es el verdadero objetivo esperado del ayuno
El objetivo principal de la espiritualidad islámica es establecer una proximidad personal íntima con Dios. Mientras que las creencias del Islam dirigen a un musulmán en pos de un vasto camino hacia Dios, los cinco pilares de Islam proporcionan un procedimiento con el cual recorrer el camino superando las barreras entre un musulmán y Dios. Mientras que la «shahada» —el testimonio de fe— nos distancia de falsas deidades, el «salat» —las oraciones prescritas— nos separa de los asuntos mundanos, el mismo «zakat» —la limosna prescrita— aleja al creyente de los tormentos de la riqueza material o el «hayy» —la peregrinación—, es una separación de la carga de los pecados y el racismo, por su parte el «sawm» —el ayuno prescrito— distancia al creyente de los deseos carnales y los impulsos emocionales.
Para ciertas personas, lo que parece ser una dura prueba infligida a sí mismo es realmente una profunda experiencia humana. El ayuno aborda una debilidad fundamental en el yo carnal (nafs) del ser humano, llevado por un impulso. El ejercicio constante de la fuerza de voluntad con el fin de no ingerir alimentos y bebidas, así como no tener relaciones sexuales permite tener el espíritu bajo control, a pesar de que el cuerpo constantemente envía impulsos con la intención de llevar a cabo tales actos, remitiendo un mensaje al nafs que es el libre albedrío del ser humano. El ayuno no sólo significa hallarse hambriento o sediento, sino que es también una lucha con el fin de contener cualquier impulso destructivo del nafs (yo carnal). El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones estén con él) comentó: «Aquel que no deja de decir mentiras ni actuar de una forma falsa, Dios no tiene necesidad alguna de que este se abstenga de comer ni beber». Así pues, el resultado clave del ayuno es refrenar todos los impulsos físicos que no provienen, de manera consciente, de la persona. De este modo, la dependencia absoluta de alguien hacia estos deseos e impulsos es alejada y transformada en una dependencia relativa, guiada con la Orientación Divina que conduce al creyente a encontrarse más cerca de Dios.
Por lo tanto, la principal ventaja espiritual del ayuno es ejercer la fuerza de voluntad y lograr el autocontrol, el dominio de uno mismo, necesario para alcanzar el éxito en cada aspecto de nuestras vidas. Ayunar durante veintinueve o treinta días consecutivos ciertamente mejora la fuerza de voluntad y transforma el autocontrol en un hábito tal que al final del Ramadán la mayoría de la gente todavía piensa que continúa ayunando. El beneficio resultante de la mejora en la fuerza de voluntad extiende su impacto positivo en cada faceta de la vida humana.
Es importante mantener esta nueva habilidad recién obtenida durante todo el año hasta la llegada del siguiente Ramadán. El bendito Profeta solía ayunar todos los lunes y los jueves de cada semana aparte del mes de Ramadán. Él recomendó a los musulmanes hacerlo así o adquirir otra fórmula para ayunar regularmente, aunque no fuese obligatorio.
En el próximo artículo Dios mediante empezaremos a hablar de la jurisprudencia relacionada con el ayuno durante el mes de Ramadán. Vamos a ver toda la casuística sin salirnos ni un solo momento de la escuela jurídica del Imam Malik, más conocida como escuela maliki. Esta es la imperante en todo el norte de África, así como en España y en casi todos los países de Europa. Incluso históricamente fue la mayoritaria (por no decir la única) en España durante la época de Al Ándalus. Grandes eruditos y juristas españoles pertenecían a la escuela maliki. Por poner unos ejemplos, Imam al Qurtubi era de Córdoba, Imam al Garnati de Granada, Imam Xativi de Xativa (Valencia), imam Ibn Abdilbar también de Córdoba, Ibn Rush (más conocido como Averroes) de Córdoba, Al Qadi Iyad de Ceuta, y el gran sabio por excelencia el Shaikh Abu Bakr ibn al-Arabi de Sevilla (no confundir con el místico Muhiddin ibn Arabi el cual también era de España más en concreto de Murcia ….. Podríamos nombrar a muchísimos más. Todos estos sabios pertenecían a la escuela de la gente de Medina que así es como se conocía a la escuela del Imam Malik, la escuela de la moderación y el equilibro.
Pedimos a Nuestro Señor, El Todopoderoso y Único Digno de Alabanzas que nos bendiga en este mes de Sha´ban y nos haga llegar sanos y salvos al mes de Ramadán.
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