Categorías: Editorial

Si no se ven, no existen

Basta con cerrar los ojos o con mirar hacia otro lado y los menores extranjeros no acompañados desaparecen. Es la mejor solución para algunos responsables que tienen en su mano o están obligados a hacer algo por estos niños y prefieren permanecer de brazos cruzados.

Sin embargo, como las meigas, haberlos haylos, a pesar de la insistencia en no querer verlos y del esfuerzo en tratar de que nadie los vea.
Ayer era el día idóneo para hablar de este asunto. Se celebraba el Día Internacional del Niño y los escaños de la Asamblea estaban ocupados por escolares de distintos centros de la ciudad. Sin embargo, ni la consejera de Bienestar Social, María Antonia Garbín, tomó la palabra ni se pronunció una sola frase sobre este asunto. Se leyó la Declaración Internacional de los Derechos del Niño y  a continuación habló el consejero de Seguridad Ciudadana, Javier Calderón. Su discurso se prologó durante seis minutos, un tiempo que aprovechó para hablar del Plan de Movilidad. Con ese asunto como hilo conductor de su charla a los estudiantes, no hubo lugar para que saliera a la palestra el problema de los menas. Tampoco hablaron de estos niños los tres alumnos que tomaron la palabra antes de que Cristina Rivas, vicepresidenta primera de la Asamblea, diera por concluida la sesión porque se echaba encima la hora de ir a tomar la merienda preparada en el Salón Verde.
No dio para más el pleno infantil en la Asamblea. Los niños sólo tuvieron posibilidad de exponer una solicitud de más lugares de ocio, hacer una pregunta sobre contaminación y realizar la petición de un carril bici.
Si Calderón no se hubiera ‘comido’ tanto tiempo o si Rivas no hubiera estado tan pendiente de la hora de comer, habría habido tiempo para más preguntas. Sin embargo, es muy poco probable que alguna intervención de los niños hubiera estado relacionada con esos otros niños acogidos en La Purísima o con las condiciones de vida de los menores que dejan ese centro y malviven en las calles de nuestra ciudad. Sencillamente, esos otros niños no existen a los ojos de nuestros escolares o, al menos, no existe la problemática que envuelve a los menas. Hemos cerrado los ojos a esa realidad, aunque no demos de bruces con ella a diario, y ahora también enseñamos a nuestros escolares a mirar hacia otro lado. En el Día Internacional del Niño hablamos de contaminación, de transporte público, de carriles bici... Tal vez cuando celebremos el Día Mundial de Medio Ambiente o la Jornada Internacional de los Carriles Bici, llegue el momento de hablar de los menores extranjeros no acompañados que deambulan por nuestra ciudad.
Mientras tanto, si los menas no se ven, no existen, aunque el problema, haberlo haylo.

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