Señor consejero de Medio Ambiente. Me alegraré que, al recibo de la presente usted y los suyos gocen de buena salud; yo, para la edad que gasto, no estoy mal.
Recuerdo una pasada colaboración en la que denunciaba el estado de determinados rincones de la 'Mezquita del Toreo'. Quedaba reflejada en estas mismas páginas. Me cogió don Ramón del brazo y me confirmó que el plan de rehabilitación del coso taurino ya estaba terminado y que las obras comenzarían en breve. Gracias, don Ramón, pero tenemos más trabajo: El Parque Lobera. Lo siento no quiero darle el día pero es que ese precioso enclave natural en pleno centro de Melilla merece un poco más de respeto y cuidado. No es que se caiga pero hay aspectos puntuales que son manifiestamente mejorables, como el cerramiento externo, aunque no sea el principal problema.
Mire usted, don Ramón, el piso del Lobera deja mucho que de sear, hay que arreglarlo porque no todos somos gráciles gacelas que más que caminar vuelan, no. Hay gente discapacitada que necesita accesos adecuados y no cuenta con ellos, hasta el momento. Hay recintos, como antiguo dispensario de bebidas que se cae de viejo y de estar años cerrados; sí, sí, don Ramón, el que está en la cima de la preciosa cascada que se remata con ese par de simpáticos defines cercanos a la calle de don Cándido Lobera.
Verá, causa pena ver las superficies que rodean a los animales sin césped alguno. A cualquiera le gustaría un buen sembrado aunque sólo sea por los animales. Estéticamente, ni le cuento: Sería el paraíso. Hay determinadas instalaciones -las jaulas del norte- que son inservibles. Algo habrá que hacer, don Ramón, con ellas. Como dicen los modernos, hay que 'sustanciarlas'. Y, luego, no se puede mear, señor consejero. Así, en cristiano, no se puede mingitar porque los aseos están cerrados a cal y canto. Hombre, pensando en personas mayores que vayan a tomar el sol al Parque, el tema es peliagudo porque más de uno tiene incontingencia urinaria.
Hay más detalles como la necesidad de papeleras, la remodelaión del parque infantil, la recuperación del templete de la música -¿se imagina un concierto junto a las aguas de la fuente que no funciona?-, la puesta en funcionamiento de la fuente del norte y los espacios cercanos al vallado del Parador de Turismo 'Pedro de Estopiñán'. Bueno, no quiero cansarle más de la cuenta y, como en la misma conversación de la 'Mezquita del Toreo', ya me prometió que se entraba a saco, con determinación en la reforma del Parque Lobera -como se ha hecho, por cierto, con éxito- , pues me lo creo pero, sepa, Don Ramón, que a mí estas cosas me interesan y por ello no puedo resistirme a enviarle esta humilde misiva epistolar. Le deseo lo mejor y le anuncio, le advierto y le amenazo con volver a la batalla -gentil, siempre- medioambiental. Un cordial saludo.
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