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El Shabat: una tradición milenaria

“El Sabhat es el día principal de observancia para el judaísmo semanal. Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo fue de reposo, por lo cual tenemos prohibido realizar cualquier tipo de trabajo: encender luces, montar en el coche, poner la televisión, utilizar aparatos eléctricos, cocinar. Entonces, nos dedicamos solo a la espiritualidad, a la familia y al descanso personal”, relató Mordejay Guahnich, presidente de la asociación cultural judía Mem Guímel. Este quiso explicar por qué el sábado es el día más importante para los judíos y acercar esta cultura a los lectores.

Según contó Guahnich, el Shabat “comienza el viernes por la noche con la caída del sol y en el hogar con el encendido de las velas, que lo suele hacer la mujer”. Este encendido viene desde la antigüedad cuando aún no existía la electricidad y se iluminaba el hogar con velas.

Todos los sábados, los judíos acuden a la sinagoga, el templo sagrado en el judaísmo. “El hombre está obligado a rezar tres veces al día, la mujer no, y lo tenemos que hacer en colectividad , en un quórum de unos diez hombres mayores de 13 años”, describió Guahnich. Una vez terminado el rezo, estos se saludan con la palabra shalom, que significa ‘paz’, que está presente en toda la liturgia judía, según explicó Guahnich. Seguidamente se bendice a los hijos e hijas que hayan acompañado a su padres a la sinagoga y una vez de vuelta a casa, se bendice a los que no han podido asistir al templo.

El primer rezo suele ser temprano a primera hora de la mañana. “Estamos aproximadamente unas tres horas en la sinagoga, suele ser un rezo largo y se saca la torá para leer una porción de esta y se unen dos rezos”, porque como explicó Guahnich, en Shabat rezan cuatro veces, los días normales tres y en Kipur cinco. Después de rezar suele haber “un aperitivo y una disertación sobre la torá”.

La gastronomía también juega un papel importante en este día. “Tenemos la mesa repleta de ricos manjares, con una rica gastronomía”, que como contó Guahnich, son una herencia de la tradición, como el pescado cocho, la tortilla cuaya o la ensalada taiba, cuyo origen proviene de la expulsión de Sefarad. Hay productos que provienen de Marruecos, lugar por donde pasaron los judíos, u otros típicos españoles.

“Alrededor de la mesa, cantamos una poesía donde ponemos de relieve las virtudes de la matriarca Sara, que se la cantamos a nuestras mujeres, que son el pilar principal de nuestro hogar, aunque el hombre esté obligado a ayudar”, explicó Guahnich.

Cuando termina este cántico, santifican sobre el vino y luego sobre dos panes, en recuerdo sobre el maná que cayó en el desierto.

Así pues, la familia judía se sienta a comer en la mesa, primero pescado y luego carne, los dos platos acompañados de ensaladas. Cuando termina la comida, los niños cuentan lo que han aprendido de la torá en el colegio o anécdotas e historias sobre el judaísmo y también se suele cantar, porque según describe Guahnich, “es un día para festejar”. Finalizado este, se agradece a Dios la comida.

Guahnich manifestó que estas comidas se hace “sin prisa porque no tenemos que utilizar nada, nadie nos va a llamar, no tenemos que ver el telediario, no tenemos que hacer nada. Simplemente esperar a la siguiente hora para ir a la sinagoga. Podemos disfrutar, la gente hoy en día busca un albergue donde no haya cobertura. El judío, ese fuera de cobertura lo tiene cada semana, es una desconexión total de la vida mundana y el acercamiento a una vida espiritual y familiar”.

Por la tarde se vuelve a la sinagoga, donde hay una merienda y se da una disertación “sobre la torá, o la ética, o la moral”. Por la noche, se hace un rezo, “que correspondería al domingo”. “Al igual que hemos recibido el día con vino, lo despedimos con vino con una luz para que nos ilumine la semana y con algo oloroso para que esta venga con alegría”, expresó Guahnich.

“El sábado es el único día que tiene el hombre para judaísmo, el resto son día 1, día 2, día 3, etc. Todo lo que hacemos está relacionado hacia el sábado: el mejor pescado, la mejor comida, estrenar ropa... todo es para el sábado, porque es nuestro principal día”, aseguró Guahnich.

Todos los rezos en el judaísmo son en hebreo y todos tiene que hacerlo en el unísono, “se entiendan o no se entiendan, por eso desde el siglo I un rabino nos instó a leer y escribir la numerología y la historia, por ello nos llaman el pueblo del libro, por la cantidad que tenemos que leer”, declaró Guahnich. La torá se escribe en un papel especial con una tinta también especial, de forma artesanal y hay una persona encargada de ir leyendo la torá. Esta persona puede ser un rabino o una persona con conocimientos con una “voz bonita”.

Las sinagogas que hay en Melilla son de origen árabe, concretamente marroquí, donde hay asientos laterales, a diferencia de las europeas. Guahnich aseguró que los templos son sencillos, solo se necesita un lugar “higiénico” sirve para rezar. Las sinagogas han de estar orientadas hacia Jerusalén y estas encontramos el hejal, donde se guarda la torá. Otra parte es la tebá, donde se pone el rabino. En medio están los asientos y luego está la hasará, donde se ponen las mujeres, ya que rezan separadas de los hombres. Una de las características de las sinagogas es una silla alta y grande, que es donde se practican las circuncisiones a los pequeños. Las lámparas son donaciones en recuerdo de una persona que ha fallecido.

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