EL alunizaje sufrido en la madrugada del jueves en la farmacia del Rastro es el sexto robo cometido por este procedimiento en poco menos de un mes y medio. Hasta el momento la Policía Nacional sólo ha informado de la detención de dos jóvenes por estos hechos. Ambos fueron arrestados el 12 y 18 de diciembre como autores de las sustracciones de los días 29 y 30 de noviembre en un establecimiento de alimentación y en otro de electrónica. En su primera nota de prensa de 2014, la Jefatura Superior de Policía hablaba de la “desarticulación de un grupo delincuencial especializado en robos con fuerza en establecimientos”.
Sin embargo, hechos similares han venido sucediéndose en los últimos días hasta sumar ya un total de seis alunizajes. Estos sucesos, sumados a otros atracos callejeros, han generado en la ciudadanía una sensación de inseguridad que, según la Delegación del Gobierno, no se corresponde con los números. Sin duda, la estadística está del lado de los responsables policiales, pero no es suficiente. No basta con que Melilla sea una ciudad segura, una de las que registra los menores índices de criminalidad del país. También es necesario que los ciudadanos perciban que cuentan con una Policía capaz de resolver en un plazo de tiempo prudencial unos delitos que están causando una alarma injustificada en la población. Hace falta que la Policía Nacional informe con precisión sobre sus actuaciones, que aclare si una banda está desarticulada o no, que explique si existe riesgo de nuevos robos, que aconseje a la población sobre cómo actuar para evitar estos delitos y que oriente a las autoridades políticas y a los empresarios sobre las medidas adoptadas en otras ciudades ante esta clase de hechos. En definitiva, es necesaria una Policía mucho más cercana al ciudadano para que éste comprenda la verdadera dimensión del problema, sepa cómo trabajan los agentes y tenga confianza en que su labor acabará con los delincuentes en la cárcel.
No está siendo así. Desde el pasado jueves, el Gabinete de Prensa de la Jefatura de Policía no se ha vuelto a pronunciar. Su única respuesta ante el paulatino incremento de la sensación de inseguridad ha sido el silencio. Sólo el pasado miércoles, a preguntas de El Faro, fuentes de la Jefatura afirmaron que trabajaban intensamente en la investigación y expresaron su confianza en que ésta diera pronto resultados. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos para evitar que sus vehículos sean utilizados para cometer estos delitos? ¿Cómo pueden prevenir los comerciantes los asaltos? Si hay una respuesta o consejo que dar, la Policía Nacional hasta ahora sólo guarda silencio.
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