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Seis meses después

EL Consorcio de Seguros ha ofrecido a El Faro los últimos datos disponibles sobre los damnificados por el terremoto que hace ya seis meses, el 25 de enero, hizo temblar Melilla. El seísmo, de 6.3 grados en la escala de Richter, provocó daños en hogares asegurados que esta entidad cuantifica en 7,8 millones de euros.
De esta cantidad, el organismo estatal ya ha entregado a los afectados un total de 7,1 millones de euros, es decir, la inmensa mayoría de la compensación. Hay que recordar que el Consorcio de Seguros se encarga de evaluar y hacer efectivos económicamente los desperfectos en inmuebles asegurados.
Este ente, además, destaca que sólo quedan por resolver dos de cada diez solicitudes por parte de melillenses que contaban con una póliza en sus viviendas o locales cuando el terremoto sobresaltó a la ciudadanía.
Estos datos son, sin duda, una prueba de que la situación avanza, y a mejor, para una parte considerable de personas damnificadas por el temblor. Lejos queda ya, por suerte, el susto con el que los melillenses afrotaron, durante unos meses, el día a día. Parecía que las réplicas no iban a terminar y que nos tendríamos que acostumbrar a vivir entre temblor y temblor, deseando que los desperfectos no aumentaran.
Poco a poco, la ciudad va recobrando la normalidad. Las edificaciones con desperfectos menores se han ido reparando en el transcursos de estos seis meses, mientras que los daños más aparatosos se encuentran en vías de ser arreglados. En la mente de prácticamente toda la ciudad está el edificio del Palacio de la Asamblea, uno de los símbolos de Melilla, además de por albergar la sede del Gobierno local, por ser una estructura histórica diseñada por Enrique Nieto.
La iglesia Castrense, un resplandeciente templo ubicado en la plaza de las Culturas, también está siendo arreglado, puesto que sufrió daños en la zona superior de la edificación. Del mismo modo, los trabajos de reparación en la iglesia de la Purísima Concepción, ubicada en Melilla La Vieja, están en marcha.
La coordinación en las actuaciones y la voluntad de ‘coger el toro por los cuernos’ ha servido para que, seis meses después, Melilla se recupere de un susto que podría haber sido peor y que trastocó los planes y el día a día de toda una población. Esperemos que, en un año, el terremoto sea sólo un mal recuerdo en la mente de los melillenses.

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