Seis meses de cárcel es el castigo que ha impuesto la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla a un individuo por quebrantar la orden de alejamiento hacia su ex pareja. La juez dictó una sentencia condenatoria este miércoles, después de que el procesado reconociera en la sala que acudió a la vivienda de su ex mujer para insultarla y amenazarla de muerte.
Los hechos tuvieron lugar el 10 de septiembre de este año, sobre las 17:20 horas. Según se explica en el escrito de acusación de la Fiscalía, el encausado y la víctima se divorciaron hace dos años y tienen dos hijos menores en común.
Condena anterior
Fruto de una condena anterior por un delito de violencia de género, dictada también por el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, el procesado estaba obligado a cumplir una orden de incomunicación y de alejamiento hacia su ex hasta el próximo 31 de marzo de 2018.
No obstante, el día de los hechos el encausado se presentó en el domicilio de la víctima, donde la insultó llamándola “chatarra” y “basura de mierda”. También la amenazó de muerte: “Ven aquí, que te voy a matar”.
El individuo llegó a un acuerdo para que el fiscal rebajase la pena que le solicitaba, para lo que tenía que aceptar los hechos por los que estaba denunciado. “¿Quiere usted una conformidad?”, preguntó la magistrada. “Sí, aunque no lo haya hecho”, respondió. La juez le aclaró que, de no estar de acuerdo, se celebraría el juicio. El encausado se negó y terminó por reconocer la acusación.
De tres años a seis meses
En consecuencia, el fiscal retiró de su calificación los delitos de amenazas y de maltrato ocasional, pidiendo condena únicamente por un delito de quebrantamiento. La pena reclamada, que inicialmente era de tres años de prisión, se quedó en seis meses de cárcel.
Al tener antecedentes penales, no cabía la posibilidad de suspender su ingreso en prisión.
Cédula de la condena
El juicio se celebró esta semana, aunque el procesado ya estuvo el pasado 29 de septiembre en los juzgados por esta misma causa. Aquel día manifestó ante la magistrada que no recordaba haber firmado ninguna orden de alejamiento.
La juez mandó buscar la cédula de la condena, a petición del condenado. Tras mostrársela, este seguía sin salir de su asombro: “No entiendo que se me haya notificado una orden de alejamiento cuando ya empecé a comerme la condena”.
La magistrada tuvo que explicarle que se trataban de dos causas distintas: “Estando en prisión cumpliendo la primera fue cuando se le notificó la segunda”. Luego, decidió aplazar el juicio para esta semana.
La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…
En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…
De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…
Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…
Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…