La Guardia Civil ha impedido que más de 2.500 inmigrantes irregulares se cuelen en los buques que fondean en el puerto de Melilla. Esto supone que la Benemérita ha interceptado a unas 40 personas cada día, desde el pasado mes de febrero.
Para ello, los agentes han instalado un sistema de vigilancia compuesto por dos anillos de seguridad, uno en la zona de transito y otro en el interior, reforzando también la vigilancia marítima.
Gracias a las nuevas medidas, además de evitar que los polizones puedan llegar a la península de manera irregular, se está protegiendo a aquellas personas que arriesgan su vida en el intento de acceder al interior de un barco. Precisamente el pasado 15 de enero, un hombre fallecía aplastado en los bajos de una cabeza tractora donde se había escondido con la intención de pasar inadvertido y poder embarcar.
A este dato es necesario sumar el facilitado por el presidente de la Autoridad Portuaria, Miguel Marín, sobre las intrusiones que se habían registrado durante el pasado mes de enero: 244, frente a las 3.122 que se detectaron durante el mismo periodo de 2018.
El puerto está recuperando la seguridad que nunca debería de haber perdido, se está convirtiendo en un lugar seguro y fiable, tanto para las empresas que operan en la instalación como para las personas. Hay que seguir por ese camino.