Un grupo compuesto por decenas de inmigrantes, 35 según la Ong Alarm Phone y 50 según Delegación de Gobierno, intentó entrar a la carrera en Melilla el pasado domingo. La actuación de los agentes que en ese momento vigilaban el paso de Farhana, que lograron cerrar la verja de acceso, impidió que el grupo entrara en la ciudad.
Sin poder pasar a España, los inmigrantes fueron duramente, según la Ong, dispersados de la zona por parte de los agentes del lado marroquí.
Ayer precisamente, publicábamos en este diario el balance de los sindicatos (SUP y AUGC) sobre la situación de la frontera durante el pasado año y señalaban la necesidad de destinar más medios al control de los pasos y del perímetro fronterizo.
Hechos como el ocurrido este pasado fin de semana demuestran que la situación es impredecible y que los inmigrantes, en su desesperación por alcanzar Europa, están tomando acciones cada vez más peligrosas para su seguridad y la de los policías y guardias civiles que guardan la frontera.
Ya hemos visto en los últimos tiempos que el uso de garfios y productos tóxicos por parte de los inmigrantes está a la orden del día a la hora de intentar pasar la valla y enfrentarse a los agentes españoles, y las carreras descontroladas a través de los pasos fronterizos no son algo extraño. El año pasado, más de un agente resulto gravemente herido intentando detener a uno de estos corredores.
Acciones como la del domingo entrañan un grave peligro. Nuestra frontera debe ser segura y nuestros agentes deben estar expuestos a los mínimos peligros posibles. Hay que poner todos lo medios posibles cuanto antes.